Bernard Hinault atiende a Efe tras un paseo que el Gobierno francés sí permite «para sobrellevar mejor el confinamiento» y analiza las consecuencias del «único elemento de conversación. Nadie había imaginado algo tan grave que iba a afectar al mundo entero. Y hay que prepararse a otras crisis similares».
El bretón tiene plena confianza en los organizadores y coincide con ellos en que el Tour solo puede hacerse si se dan las condiciones para disputarlo con público en las cunetas. «Si hay Tour, la gente va a querer ir a verlo y se dirán: “si pueden ir los ciclistas, nosotros también”. No tiene sentido querer hacerlo sin público».
En la situación actual el excorredor no es muy optimista y cree que la prioridad ahora es combatir el virus. «La vida es más importante que una carrera ciclista. Hay que pensar en la gente. Las fuerzas del orden están movilizadas para impedir que la gente circule, no veo cómo lo pueden hacer durante el Tour», comenta.
Sabe que dentro de la organización hay un debate ahora mismo, pero que la última palabra la tienen las autoridades sanitarias mundiales, porque la epidemia puede contenerse en el Estado francés, pero seguir activa en el mundo.
«A veces comparan esta situación con la de los Tour de postguerra. Creo que no tiene nada que ver. Entonces, solo venían ciclistas de Europa. Ahora vienen de todo el mundo. Lo que sí es igual es que esto es una guerra. Una guerra contra el virus», agrega.
La decisión se tomará a mediados de mayo y eso dejará a los ciclistas, en caso de que se mantenga la carrera, «tiempo suficiente para entrenarse y, quizás, para disputar alguna carrera. El entrenamiento en casa puede servir, pero lo que realmente falta a los corredores es la competición, que es donde tienen que buscar sus límites».
La última prueba preparatoria, el Tour de Suiza previsto del 7 al 14 de junio, ha sido suspendida hoy mismo.
Añade que si finalmente el Tour puede empezar el 27 de junio «sería una gran señal de esperanza para la población. Si el Tour tuviera una posibilidad, querría decir que la enfermedad habrá desaparecido. Sería una gran noticia. Los corredores tendrían más entusiasmo, porque llevan mucho sin competir y eso puede dar un mayor interés a la carrera. El público también tendría más ganas de ver la competición y dejar atrás los largos meses de confinamiento».