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El espíritu y los colores de Kandinsky llegan al Guggenheim

El Museo Guggenheim de Bilbo exhibe hasta el 23 de mayo la obra de Kandinsky, que creó con sus pinturas un mundo espiritual, con formas y colores vibrantes, ligados a emociones concretas, porque el autor ruso trató de pintar de otra manera, sin vínculos al mundo natural.

La muestra está compuesta por 62 obras, la mayoría pinturas. (Marisol RAMIREZ I FOKU)
La muestra está compuesta por 62 obras, la mayoría pinturas. (Marisol RAMIREZ I FOKU)

Vasili Kandinsky (1866-1944) trató de pintar vinculado al mundo espiritual, con formas y colores relacionados con emociones concretas, unos colores vibrantes que podrán verse a partir de este viernes en los 62 cuadros de la exposición del artista ruso en el Museo Guggenheim de Bilbo.

‘Kandinsky’, patrocinada por la Fundación BBVA y abierta al público hasta el 23 de mayo de 2021, recorre la vida y la obra del precursor de la abstracción y uno de los principales renovadores de la pintura de comienzos del siglo XX. «Trató de pintar de otra manera, sin ningún vínculo al mundo natural, sino al espiritual. Esto siempre fue lo más importante para él», ha explicado la curadora de la pinacoteca Lekha Hileman.

«En sus obras siempre vemos algo que incluye su gesto, algo muy personal, y por eso sigue siendo, cien años después de sus primeros trabajos, alguien tan importante», ha subrayado Hileman.

La muestra cuenta con 62 obras, la mayoría pinturas, aunque también hay algunos grabados y tres acuarelas sobre papel, procedentes de los fondos de la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York.

El director general del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, ha incidido en que los aspectos logísticos para sacar adelante la exposición han supuesto un «desafío», pues su organización y gestión han coincidido con un período en que el Museo de Nueva York ha permanecido cerrado. «Inauguramos esta exposición en una situación en que las visitas al museo están muy restringidas. Confiamos en que las circunstancias mejoren para todos y que en los próximos meses podamos acoger a muchos visitantes», ha deseado.

El director de la pinacoteca ha definido a Kandinsky como un «precursor de la idea del poder transformador del arte en las personas y en las sociedades», y ha recordado que ese es un concepto con el que el museo está «muy vinculado desde sus orígenes».

Un símbolo de esperanza

La exposición se divide en cuatro secciones, que ofrecen un recorrido completo de la trayectoria artística de Kandinsky. Arranca con sus comienzos en Múnich, en la primera década del siglo XX, donde empieza a explorar las posibilidades expresivas del color y la composición. Sus más tempranas obras son paisajes –fruto de la observación en sus viajes por Europa– con influencias postimpresionistas.

‘Grupo con miriñaques’ (1909), donde recoge una escena de la sociedad de París, representa su transición al mundo abstracto, aunque ‘Líneas negras’ (1913) es la que se considera su primera obra abstracta. «Podría ser una obra pintada hace dos años, por la luminosidad que hay y lo brillante que es», ha destacado Hileman.

El estallido de la Primera Guerra Mundial obligó a Kandinsky a abandonar Alemania y regresar a su Moscú natal, donde la vanguardia busca formular un lenguaje universal a través de las formas geométricas.

Posteriormente, Kandinsky formó parte del elenco de docentes de la Bauhaus, la escuela alemana de arte y diseño aplicado, aunque nuevamente tuvo que abandonar el país en 1933, debido al ascenso del nazismo, y se trasladó a las afueras de París, donde se vio influenciado por el surrealismo.

Un aspecto particular de la muestra es que las dos obras que abren y cierran el recorrido han sido seleccionadas teniendo en cuenta la situación que el planeta está viviendo debido a la pandemia.

 ‘La montaña azul’ (1908-1909), con el caballo y el jinete en el centro –que se repetirá en obras posteriores– y con colores primarios muy vivos, es «un símbolo de la esperanza», ha contado Hileman, recordando la idea que le trasladó Megan Fontanella, comisaria de la muestra y curadora del Guggenheim neoyorkino.

Este «sentido de esperanza» presente en muchas de las creaciones de Kandinsky también se observa en ‘Alrededor del círculo’ (1940), «muy brillante y dinámica» pese a ser oscura, realizada cuatro años antes de su fallecimiento, y en la que hay un «sentimiento de esperanza», aunque el artista atravesaba «un momento muy difícil de su vida», ha revelado Hileman.