La primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido, decía Machado. Y lo mismo ha pasado con el otoño, tras este tórrido verano en el que hemos pasado de las no-fiestas a las fiestas y, según auguran, dejaremos la canícula para pasar a estar en casa con anorak. Dicen que pasaremos más frío que nunca pagando más precio que nunca por el gas y la electricidad. Y se pregunta uno: ¿quién gana con todo esto?
Hasta ahora los rusos ganaban mucho vendiendo su gas y su petróleo a precio de oro, pero se lo gastaban en la guerra de Ucrania, que financiaban con las ganancias obtenidas por el sobreprecio. Ahora cierran el grifo, y si no venden, se acabó el chollo.
Europa, sola, fané y descangayada, busca nuevos proveedores y llena sus reservas, pero se advierte en la clase política y también entre la ciudadanía un mirar para otro lado, no querer saber la que se avecina y que me quiten lo «bailao», que bastante canutas las pasamos con la pandemia como para autoflagelarse. Lo que venga vendrá y entonces, ya veremos.
Los yankees azuzaron el avispero ucraniano con las bases de la OTAN, y ahora se forran a cuenta del conflicto. Mandan a Zelenski armas obsoletas para vaciar sus arsenales y poder seguir produciendo otras nuevas. La industria armamentística es como la bici: si para de dar pedales, se cae. Y con la apariencia de ayudar desinteresadamente, les conceden créditos por cantidades ingentes para que Ucrania pueda pagarles las armas que les venden. Luego vendrá la reconstrucción que también financiarán con generosos préstamos. Pero el cierre de esta economía circular es la venta de gas licuado, obtenido por fracking, método tan del gusto de la consejera Arantza Tapia, que después envían a Europa en barco a precios desorbitados.
Y sin saber como ha sido el otoño también ha venido y, con él, otra nueva no-campaña electoral, inaugurada ayer con el combate entre Sánchez y Feijóo (los lideres del PP no tienen primer apellido). Dicen que el del PSOE le zarandeó y Feijóo le recuerda que es como el dictador de "Otoño del Patriarca". Ya empiezan los piropos.
El otoño del patriarca
El cierre de esta economía circular es la venta de gas licuado, obtenido por fracking, método tan del gusto de la consejera Arantza Tapia, que después envían a Europa en barco a precios desorbitados.
