Alvaro  Reizabal
Alvaro Reizabal
Abogado

Política de hechos consumados

Cualquiera que lea habitualmente esta columna, pensará que se ha apoderado de mi mente una obsesión ferroviaria, porque es la tercera vez en poco tiempo que vamos a referirnos a temas relacionados con este medio de transporte, pero en esta ocasión por razones bien diferentes de las anteriores en que criticábamos el despropósito de la alta velocidad y de la llamada Y vasca.

Hoy hablaremos de la estación del Norte de Donostia, fulminantemente derribada hace apenas unos días y de la que queda como vestigio la llamada pretenciosamente Puerta de Brandeburgo. Siempre habíamos oído hablar de los valores arquitectónicos de la estación, de su edificio y de la cubierta de los andenes, obra de un discípulo de Eiffel. De repente, desmontaron la cubierta diciendo que iban a repararla e inmediatamente derruyeron el edificio entero del que no queda más que el solar. Prometen que harán otro muy parecido, pero, si será tan parecido se pregunta uno para que lo han arrasado y la repuesta más lógica es que trataban de evitar la polémica en la opinión pública por el derribo. Muerto el perro se acabó la rabia y así no hay riesgo de que empiecen los movimientos para la conservación del inmueble.

Lo mismo ocurrió con otro loado monumento, el Viaducto de Iztueta que unía el centro con Atotxa y Egia, que también fue derribado, pasando ahora los coches por debajo del tren en una zona históricamente muy inundable. Crucemos los dedos ante las consecuencias del cambio climático. Pero ya llueve sobre mojado, porque también se cargaron de un día para otro el caserío Txanpoene de Aiete una vez que consiguieron desahuciar a los supervivientes de la familia que vivía y cultivaba sus tierras al menos desde 1897. Gozaba de protección parcial y encerraba en sus terrenos canalizaciones de la primera traída de agua a la ciudad desde sus manantiales. Al día siguiente del desalojo entraron las maquinas y lo redujeron a escombros. En este caso fue víctima de la especulación inmobiliaria: estorbaba para construir viviendas de lujo.

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