Hoy es un día de movilizaciones importantes. La sanidad pública por la mañana y, por la tarde, el apoyo al pueblo palestino y la denuncia del sionismo genocida del gobierno israelí son razones más que suficientes para llenar las calles de Gasteiz y de cualquier lugar, allí donde exista una convocatoria. Pero hoy también es el Día de las Librerias. Y aunque la solidaridad y urgencia de las causas que he citado dejen poco espacio para hablar de libros o pensar en ellos, quiero contar algo que he leído como si fuera una paradoja poética en tiempos de combate. Se trata de una nota escrita al pie de una fotografía antigua de 1937, perteneciente a los duros enfrentamientos que sostuvieron los republicanos contra los fascistas en la Ciudad Universitaria de Madrid, en el frente de la Facultad de Filosofía y Letras. El autor de la nota la titula, “bajo la protección de las letras”. «Los milicianos –explica– sacaron los libros de la biblioteca y construyeron con ellos parapetos y barricadas que fueron muy eficaces contra las balas fascistas». Una lectura corta y una ráfaga de memoria anónima. En definitiva, recuerdos para una época, esta que vivimos, demasiado beligerante con el humanismo, la solidaridad, los derechos y la igualdad, valores escritos en las barricadas del pensamiento crítico.
