Anjel Ordóñez
Anjel Ordóñez
Periodista

Cuenta adelante

Comienzo a contemplar serios síntomas de agotamiento en una sociedad que mantiene el tipo a duras penas, con cada vez más esfuerzo y menos ilusión.

Ayer no hubo periódico. El que tienen entre las manos es el primer ejemplar de 2023. El cambio de año es, por tradición, momento para hacer balance de los últimos meses y aventurar augurios para los que vienen. Una práctica testimonial, porque, ni nada acabó el 31 de diciembre, ni tampoco nada ha comenzado realmente el uno de enero.

Los últimos tiempos están siendo especialmente intensos. Como periodista diría, incluso, que interesantes. Por lo malo, claro está, porque lo bueno apenas atrae y, desde luego, no vende periódicos. Llevamos varios años viviendo en un estado de crisis permanente. En un continuo temporal de alarmismo sin descanso. Mes a mes, nos vemos en la obligación de afrontar una sucesión de sobresaltos de calibre grueso que se atropellan unos a otros sin dejarnos apenas tiempo para digerir y asimilar. Bastante tenemos con mantener la cabeza fuera del agua. Una pandemia que se niega a desaparecer del escenario, una crisis económica que muta pero no cede en intensidad, una guerra enquistada por intereses inconfesables, el azote de una descarnada violencia machista síntoma de una sociedad más enferma de lo que muchos piensan... Estamos como queremos.

«Lo que no te mata te hace más fuerte», dicen. No sé. Por lo que a mí respecta, comienzo a contemplar serios síntomas de agotamiento en una sociedad que mantiene el tipo a duras penas, con cada vez más esfuerzo y menos ilusión. Que empieza a perder la esperanza de salvar el presente, y duda mucho que el futuro vaya a ser algo mejor para los que vienen detrás. Eso desanima. Y mucho.

Porque mientras escribo estas líneas hay 23 grados en la calle, los mismos que el año pasado por estas fiestas. Y no es que este sea el dato estadístico definitivo, porque no lo es. Ya hemos vivido otras nocheviejas tropicales en las últimas décadas. Pero lo cierto es que 2023 podría ser el año más caluroso registrado en la Tierra desde que se archivan las mediciones, según la «Met Office», la Oficina Meteorológica del Reino Unido. La lucha para frenar el termómetro no es contra el calendario. Es contra el reloj.

Buscar