Era de esperar. Da vergüenza ver cómo quienes, durante décadas, no han hecho nada para remediarlo, se rasgan ahora las vestiduras cuando los fascistas les sacan los colores desde el mismísimo estrado del Parlamento al negar desde la más indigna impunidad la masacre de Gernika, casi 85 años después. Los mismos que, en un ejercicio de medroso e interesado pragmatismo, avalaron una transición de pandereta que dejó abiertas las heridas más profundas y, de paso, la puerta por la que se han vuelto a colar los adalides del «tente bala».
No es por casualidad que el primer paso dado por Vox en su acceso al Gobierno autonómico de Castilla y León haya sido dejar sin efecto el Decreto de Memoria. Cuando oigo expresiones como «fanatismo climático», «feminismo supremacista» o «reconquista de España» salir de las oscuras gargantas de los representantes de Vox, me acuerdo de Queipo de Llano: «Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los cobardes de los rojos lo que significa ser hombre. Y, de paso, también a las mujeres. Después de todo, estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricas. No se van a librar por mucho que forcejeen y pataleen».
Cito en este punto al Relator Especial de la ONU: «En situaciones de transición desde un conflicto o desde un régimen autoritario durante los cuales se han producido violaciones graves de los derechos humanos así como violaciones flagrantes del derecho internacional humanitario» es necesario «garantizar la rendición de cuentas y hacer justicia, fomentar la verdad y la memoria sobre violaciones, ofrecer reparación a las víctimas, reformar el marco nacional institucional y legal, y prevenir la repetición de crisis y violaciones futuras». Nunca es tarde, aunque ahora lo parezca, pero hay pocas razones que inviten al optimismo.
Cada día es más urgente reactivar con fuerza los procesos que conduzcan a Euskal Herria hacia nuevos escenarios de soberanía real. Por pura asepsia.
Gernika
No es por casualidad que el primer paso dado por Vox en su acceso al Gobierno autonómico de Castilla y León haya sido dejar sin efecto el Decreto de Memoria.
