César Manzanos
César Manzanos

Ocuparse, no preocuparse

Nos instalan en la preocupación inmediata del terror inducido para evitar que nos ocupemos de lo importante, como es, por ejemplo, luchar contra la explotación.

Qué más decir y hacer para tratar de convencernos de que vivimos en una eterna huida hacia adelante que va destruyéndonos? Seguimos en el desenfreno de una creciente barbarie en la que nos han obligado a malvivir. Encerrados en el agobio de la ansiedad difusa, del temor de ayer al contagio y del de hoy a la inflación.

Sabemos que enfrentar los acontecimientos supone no vivir en y para ellos. Sabemos que afrontar los actuales conflictos pasa irremediablemente por constituirnos en un sujeto individual y colectivo cuya forma de vida real no coincida con las prácticas y valores dominantes, como son el afán de enriquecerse o el objetivo prioritario de acumular por ambición o por la creencia de que la posesión de dinero y patrimonio aporta seguridad y bienestar.

Estamos permanentemente preocupados por aquello que altera nuestra acomodada forma de vida, es decir, por los efectos de las catástrofes naturales, las pandemias o las guerras comerciales y militares que siempre organizan o provocan los ricos y pierden los pobres. Nos instalan en la preocupación inmediata del terror inducido para evitar que nos ocupemos de lo importante, como es, por ejemplo, luchar contra la explotación y la miseria que se cobran una víctima mortal cada cuatro segundos en el mundo, o dedicarnos a desenmascarar el monólogo elocuente del poder que nos inyecta formas de percibir la realidad tal y como a él le conviene.

Independientemente de nuestro malestar y protesta, seguiremos siendo rehenes de la violencia material y simbólica que ejercen las clases dominantes mientras antepongamos nuestra comodidad y nuestra prioridad no sean las incontables víctimas del ultracapitalismo y sus guerras permanentes, de las violencias aporofóbicas, machistas, homófobas y xenófobas (de nuevo visibles en la gestión del refugio en la guerra de Ucrania). En definitiva, la clave está en saber que quieren tenernos en la preocupación para entretenernos y evitar que nos ocupemos de combatir su ostentosa vida, génesis de nuestras desgracias.

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