César Manzanos
César Manzanos

Plutocracia vasca

Resulta decisivo identificar y desenmascarar, no solo a nivel global sino también en cada sociedad particular, quiénes son esas oligarquías o élites de poder.

Ya en el siglo V antes de nuestra era, fue el pensador griego Jenofonte quien acuñó el término «plutocracia» para referirse a lo que hoy se define como la forma de gobierno en la que el poder está en manos de los más ricos o muy influido por ellos o, en otra acepción, a la clase social formada por las personas más ricas de un país que goza de poder o influencia política a causa de su riqueza.

Resulta decisivo identificar y desenmascarar, no solo a nivel global sino también en cada sociedad particular, quiénes son esas oligarquías o élites de poder que, en función de sus intereses, controlan las instituciones políticas, manipulan el mercado electoral y fabrican estados de opinión en su propio favor. Lo hacen desde la sombra, financiando partidos políticos, empresas claves propias o afines (incluidas las mediáticas y tecnológicas) y, como no, corporaciones religiosas y educativas privadas y/o concertadas que dan sustento a la reproducción de unas oligarquías cada vez más poderosas desde el punto de vista financiero y patrimonial. En nuestro caso, su interés primordial, auspiciado por un partido que lleva administrando la política económica vasca desde hace más de cuarenta años, no es otro que garantizar la financiación pública de infraestructuras y empresas, propiedad de las clases enriquecidas. Son los dueños de nuestro país.

Además, esta hegemonía política plutocrática, salvo por parte de algunos sindicatos y movimientos sociales, está muy poco cuestionada por los partidos de izquierdas y/o independentistas, unas veces por miedo a la represión o marginación que ejercen hacia quienes la denuncian, y otras, por una práctica política centrada en pelear por parcelitas de poder que los legitimen en el mercado electoral, buscando alianzas con los partidos socialdemócratas y demócratacristianos en manos de esas oligarquías. En lugar de centrarse en la apuesta decidida por la emancipación de las clases populares y por un nuevo proceso constituyente para Euskal Herria, rehuyen la confrontación para combatir la plutocracia y a sus fetiches políticos.

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