Fede de los Rios
Fede de los Rios

Arde París

La ciudadanía democrática moderna se conquistó a golpe de guillotina, cuando las cabezas de los elegidos por Dios caían en los cestos poniendo fin al «Ancien Régime».

Hay que ver cómo se ponen los habitantes de la France por cuestiones tan baladís como la reforma de las pensiones; hechos una furia por la entrega de dos años más de vida al Capital y el aumento a 43 años de cotización para la pensión plena. Hasta el provecto sucesor de Isabel II, el recién coronado rey Carlos III, ha tenido que suspender la visita prevista a la Ciudad de la Luz. Demasiada luz no es buena y menos aún si proviene del fuego de las barricadas. Tampoco ayudaba la fecha prevista para el encuentro con el nuevo aprendiz de Bonaparte, Emmanuel Macron; ni el lugar escogido para el mismo. La fecha, hoy 26 de marzo, es el aniversario del médico y diputado en 1789 Joseph-Ignace Guillotin; el lugar, el palacio de Versalles, el preferido de Luis XVI. Una sensación desagradable y fría se instauró por un momento alrededor del gollete del rey de los ingleses. No fuera que el inconsciente colectivo junguiano de los parisiens tomara presencia y sacando un pecho fuera al puro estilo Delacroix, que diría Rigoberta, volvieran a rodar las cabezas de los sátrapas vividores a costa de la no vida de sus amados súbditos. Porque, queridos niños y niñas, la ciudadanía democrática moderna se conquistó a golpe de guillotina, cuando las cabezas de los elegidos por Dios caían en los cestos poniendo fin al Ancien Régime.

Violencia es la quema de contenedores y defenderse de los ataques de los uniformados que vendieron su alma a los amos a cambio de un salario. No es violencia, sin embargo, el decreto de prolongación del trabajo de millones de personas durante dos años más y el recorte de las pensiones fruto de décadas de vender un tercio de tus días a un patrón.

Qué extraña afición la de quemar contenedores y enfrentarse con la policía. Lo aclaró el poeta: “las consecuencias son prohibidas/ y perseguidas/ por las propias causas”.

El orden es a los poderosos lo que el caos a los oprimidos, cuenta el relato oficial de los medios; por ello la violencia constituida es ley, mientras que a la violencia constituyente la llaman terrorismo.

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