Al hermano de Juan Guerra, aquél individuo acusado y juzgado por los delitos de cohecho, fraude fiscal, tráfico de influencias, prevaricación, malversación de fondos y usurpación de funciones, que a finales de 1989 fuera contratado como su asistente con un sueldo de 129.370 pesetas mensuales y despacho propio en la delegación de Gobierno en Andalucía y posteriormente indultado; a ese su hermano, artífice de la llamada Transición, exquisito oyente de Mahler y fervoroso lector de Yourcenar como demostración de intelectual, le preocupa sobremanera la situación de los humoristas españoles hasta el punto de sentir pena por ellos: “ya no pueden hacer chistes de nada. Antes había de homosexuales, de enanos, de todo. Ahora no” dice el alegre entristecido Alfonso. Con “homosexuales” debe referir los chistes de mariquitas o maricones y el “de todo” probablemente sean los de gangosos, negros y mujeres. Qué risas debían hacer en las sobremesas oyendo los casetes de Arévalo y compañía, representantes del sano humor español, la hilaridad patria. Un ja-já espasmódico y continuo. Ahora con la censura de “lo políticamente correcto” reírse del débil al parecer no está bien visto.Mal envejecimiento el de algunos de los que frustraron la ruptura con la Dictadura procurando la amnistía a los responsables de tanto crimen, tanto latrocinio, tanta tortura, cárcel y de tanto asesinato; ahora rechazan la amnistía para hombres y mujeres cuyo delito fue introducir papeletas en una urna en un referéndum. Terrorismo lo denominan los galosos; los que indultaron y condecoraron a torturadores no hace tanto y evitaron cárcel a servidores del Estado, asesinos de uniforme y a sus mandos.Asistimos a una competición de caducos idiotas morales paseando por los platós un pretendido carisma inexistente. Sirviendo a España S.A. todos se enriquecieron privatizando lo público y llevando a la precariedad a millones de personas para mayor gloria del Capital. Su narcisismo les dificulta el control de esfínteres y como los patos, a cada paso la cagan.
