De la mano del gobierno más progresista de la Historia viene la noderogación-reforma de la reforma laboral más radical en los últimos años en beneficio de la clase trabajadora que ríete tú de la toma del Palacio de Invierno. Tan es así que la patronal ha ayudado en su redacción. Si algo ha caracterizado a la patronal española desde principios del pasado siglo es anteponer el bien de los trabajadores al suyo. Eso lo saben UGT y CCOO, sindicatos con clase, con mucha clase que, como la patronal, también desean el bienestar del obrero.
No entienden los desafectos del Régimen atado y bien atado el aforismo de «lo mejor es enemigo de lo bueno» tan recurrido por socialiberales y socialdemócratas. No es hora del blanco o negro cuando el gris es mucho más sufrido y además queda monísimo.
Dice la viceministra de envidiable oratoria que «las cosas hay que hacerlas pasito a pasito». Como aquel baile de la Yenka: «izquierda- izquierda, derecha-derecha, adelante-atrás, un-dos-tres». Y vuelta a empezar hasta que Europa nos deje. Avanzar apenas se avanza pero se lo pasa uno de miedo. Literal. Ya lo adelantó el griego Zenón de Elea, hace ya veinticinco siglos, en una de sus paradojas: decía que si arrojamos una flecha contra una blanco; para alcanzarlo, esa flecha tiene que recorrer primero la mitad de la distancia que los separa, antes la mitad de la mitad y así sucesivamente hasta el infinito. Si cada uno de esos movimientos requiere una secuencia previa, el movimiento no existe, se torna imposible. La flecha no llega jamás al blanco. Rosa Luxemburg lo explicó hace un siglo: No hay revolución ni cambio posible a pasitos. Y parece que era verdad.
¿Sacar la religión católica de las aulas? Se entendió mal. Con lo molón que es Bergoglio. Ahora vendrá derogar de la Ley Mordaza. Veréis que risa. Multados, apaleados y denunciados por la autoritas de cualquier fracasado escolar uniformado con presunción de veracidad.
Que nos maten, mal está. Que los armemos nosotros, ya es delito.
