Irati Jimenez
Irati Jimenez
Kazetaria eta idazlea

El miedo a la libertad

Se puede criticar razonablemente la psicología, claro, pero despreciarla sin saber nada de ella indica una resistencia a mirar en la dirección que nos señala: hacia nosotros mismos.

Suena exagerado, impostado o cursi, pero hay libros que nos cambian la vida, experiencias lectoras de las que salimos sintiendo que hemos crecido por dentro, que contenemos más humanidad, que estamos más cerca de ser quienes somos. En mi caso, ningún libro entra tanto dentro de esa definición como "El miedo a la libertad", un ensayo prodigioso que parece haber sido escrito mañana, en el que Erich Frömm indaga en las raíces históricas, los motivos políticos, y la psicología profunda del nazismo para entender, entre otras cosas, qué son y qué les pasa a los fascistas, pero también qué nos pasa a los seres humanos, cómo somos en realidad, cuáles son las motivaciones profundas que explican nuestro comportamiento íntimo y social. Al incorporar el psicoanálisis a sus estudios, Frömm hace algo tan razonable como observar a los animales sabiendo algo de biología, para no acabar preguntándose por qué no quieren volar los pingüinos, si los muy idiotas tienen alas. O sea, lo que hacemos constantemente con las personas.

Se puede criticar razonablemente la psicología, claro, pero despreciarla sin saber nada de ella indica una resistencia a mirar en la dirección que nos señala: hacia nosotros mismos. Le tenemos miedo porque nos tenemos miedo. Es normal: hemos sido criados para sospechar de nosotros, se nos han programado milenios de culpa, se nos trata como esencialmente malvados y colectivamente estúpidos, y nos resulta fácil creer que es cierto porque no sabemos cómo somos. Desentendernos de nosotros mismos es un error íntimo y colectivo. Nos vuelve fáciles de manipular, nos hace más vulnerables a la dominación, nos pone en riesgo de conformar el sustrato humano que alimenta el fascismo.

Lo dijo mejor Carl Jung, el ancestro inmenso que ilumina los salones inaugurales de la psicología y al que prestaríamos más atención que a Freud si no fuéramos tan machistas: «Nuestro corazón brilla, y la inquietud secreta roe la raíz de nuestro ser. Tratar con el inconsciente se ha convertido en una cuestión de vida para nosotros».

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