Itziar Ziga
Itziar Ziga
Una exrubia muy ilegal

Pasolini y el valor de la derrota

El desentendimiento feminista respecto a la masculinidad, defendido a menudo como una victoria, es, en realidad, una gran renuncia

Hubo un genio maricón, como tantos, asesinado por machos mientras buscaba amor, como tantos, que dejó escrita en los 70 esta hermosa ofrenda a la humanidad creciente. «Pienso que es necesario educar a las nuevas generaciones en el valor de la derrota. En manejarse en ella. En la humanidad que de ella emerge. En construir una identidad capaz de advertir una comunidad de destino, en la que se pueda fracasar y volver a empezar sin que el valor y la dignidad se vean afectados. En no ser un trepador social, en no pasar sobre el cuerpo de los otros para llegar el primero. Ante este mundo de ganadores vulgares y deshonestos, de prevaricadores falsos y oportunistas, de gente importante que ocupa el poder, que escamotea el presente, ni qué decir el futuro, de todos los neuróticos del éxito, del figurar, del llegar a ser... Ante esta antropología del ganador, de lejos prefiero al que pierde. Es un ejercicio que me parece bueno y que me reconcilia conmigo mismo. Soy un hombre que prefiere perder más que ganar con maneras injustas y crueles».

Ojalá tanto hombre, incluso tanto macho, contrariado por este mundo que le lleva a sentirse contra los otros, sobre todo contra las otras, pudiera dejarse acoger por las sabias palabras de este viejo pornógrafo maricón llamado Pier Paolo Pasolini. Y, como dice la sabia de nuestros días Clara Serra, está en nuestras feministas manos atraerlos, seducirlos, que sientan que su derrota es la de todas, la de una comunidad devastada históricamente por el capitalismo y el patriarcado. Que tenemos un plan común. Para que no se los lleve, como se los está llevando, la ultraderecha. «El desentendimiento feminista respecto a la masculinidad, defendido a menudo como una victoria, es, en realidad, una gran renuncia. Supone abandonar un problema social que justamente el feminismo está en condiciones de pensar con lucidez y de abordar eficazmente». Los hombres no deben ser nunca fantasmas para las feministas, para empezar porque no creemos ni en hombres ni en mujeres. Menos en fantasmas. Y, sobre todo, porque entonces, perderemos la oportunidad largamente luchada de darle la vuelta a este mundo.

Buscar