Martxelo Díaz

Con la llegada del otoño comienza el nuevo curso político y con él la obligatoriedad de ir aprobando los prespuestos para el próximo año. El alcalde de Iruñea, Enrique Maya, ha sido uno de ellos. Ha presentado el proyecto, pero no ha cumplido los deberes. El año pasado ya se vio obligado a prorrogar las cuentas, ya que no consiguió los apoyos necesarios. Y este año vamos camino de lo mismo.

Maya no ha tenido mejor ocurrencia que presentar los presupuestos ante los medios y posteriormente pedir a los demás grupos que apoyen sus cuentas. Es decir, se ha saltado el trabajo previo de alcanzar acuerdos e intenta echar la culpa a los demás de sus propias carencias.

El alcalde de UPN se ha echado a los brazos de PSN y PP para intentar evitar una nueva prórroga presupuestaria diciendo de este modo no le castigan a él, «que tengo las espaldas muy anchas», sino a la ciudadanía. Un recurso demagógico muy barato.

Y más si tenemos en cuenta que Maya y UPN han hecho lo que han querido en lo que llevamos de legislatura, sin escuchar los reclamos de la ciudadanía en numerosas cuestiones y actuando en contra de lo que ha aprobado el Pleno una y otra vez. El de Donapea es un caso. Pero hay más. El más reciente, San Fermín Txikito. Pero la lista es larga, demasiado larga.

Una vez más, UPN confunde sus intereses con los del conjunto de la ciudadanía.