Dabid Lazkanoiturburu
Dabid Lazkanoiturburu
Nazioartean espezializatutako erredaktorea

Los corredores son humanitarios, no políticos ni etno-lingüísticos

Con ya 2 millones de ucranianos refugiados  en dos semanas de agresión militar rusa y tras días de anuncios sobre corredores humanitarios, conviene destacar algunos elementos para ver más allá de ese cruce de acusaciones y del riesgo de fiarlo todo a una cuestión de preferencia o de simple equidistancia.

Ahora es Rusia la que ataca, por lo que es la que está obligada a salvaguardar la vida de la población civil.

Los periodistas expertos en escenarios de guerra coinciden en que los corredores humanitarios son, en realidad, una trampa que permite el agresor, una vez completados o cerrados, atacar con todo a las ciudades y objetivos militares. Fue la estrategia que utilizó Rusia contra los bastiones rebeldes en Siria.

Es por ello plausible que facciones como el batallón pan-ucraniano, cuando no neonazi, del batallón Azov en Mariupol, e incluso unidades del Ejército ucraniano, sean renuentes a dejar salir a los civiles y quedar a merced de las bombas.

Y todo ello sobre todo en el este y sur de un país donde, a diferencia del oeste, y más allá de que hablen ruso o ucranio, la mayoría silenciosa seguramente querrá huir. A donde sea.

Convendría que Rusia, principal responsable hoy de este drama, y también Ucrania, hoy víctima y ayer parte como mínimo corresponsable en el conflicto, cejen en convertir los corredores humanitarios en políticos o etno-lingüísticos.   

Pregúntenles a dónde quieren ir. Bastante tienen ya.

Buscar