Se trata de uno de los espacios más hermosos de la zona. Antiguamente, en este mismo lugar se prendían grandes hogueras para guiar los balleneros a la ría de Bilbo.
Historias que rodean los faros y sus moradores, los guardafaros, de misterio y magia perduran en la sabiduría popular. El faro ha sido un gran invento para los marineros. Todavía hoy los sistemas modernos de navegación modernos como el GPS no han conseguido que caigan en desuso. La costa de Euskal Herria se encuentra salpicada de singulares faros ubicados en entornos inmejorables que invitan a desconectar y a soñar; aquí recogemos algunos de ellos. ¿Suena interesante? ¡Visítalos!
Se trata de uno de los espacios más hermosos de la zona. Antiguamente, en este mismo lugar se prendían grandes hogueras para guiar los balleneros a la ría de Bilbo.
El de Biarritz, que domina la costa de Larpudi desde el peñón de Saint Martin, es el faro más alto de toda Euskal Herria.
En el pintoresco barrio de Zokoa nos encontramos con el faro del mismo nombre, cerca del fuerte que cuida la entrada a los puertos de Donibane-Lohizune y Ziburu.
El faro del arquitecto Antonio Lafarga se encuentra rodeado de bares y restaurantes que acogen a cientos de visitantes cada verano.
El faro de La Plata fue construido en la peña de su mismo nombre, apodado como tal por el brillo que emanaba a la luz del sol. Se trata de toda una joya escondida en la abrupta costa guipuzcoana.
El pintoresco faro de Igeldo recuerda con anhelo viejas leyendas y misteriosas historias que rodean el lugar. Se trata de un lugar perfecto para disfrutar de la belleza del mar y de los acantilados.
Situado en un entorno paisajístico indescriptible, el del Lekeitio es el primer y único faro visitable de Euskal Herria.
El de Matxitxako es un buen ejemplar del típico faro envuelto en una aureola de romanticismo. Se trata del último faro habitado de Bizkaia.
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