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PARIS

Con mascarilla pero felices: París acoge un concierto-experimento con Indochine

5.000 espectadores bailaron la noche del sábado con éxitos del grupo Indochine, en el estado Bercy de París, con mascarillas pero sin distancias de seguridad, durante un experimento esperado con impaciencia por un sector tan afectado por la pandemia como el de la música en vivo.

Los afortunados que pudieron asistir al concierto de la banda tuvieron que pasar varias pruebas. (Stephane de SAKUTIN / AFP)
Los afortunados que pudieron asistir al concierto de la banda tuvieron que pasar varias pruebas. (Stephane de SAKUTIN / AFP)

«Queremos vivir... aún más fuertes», la letra de la canción ‘Marilyn’ adquirió un sentido muy especial para la multitud, privada de vida cultural durante meses, a la que Nicola Sirkis pidió «hacer mucho ruido» para agradecer su labor a los sanitarios y a los investigadores. Y para rendir homenaje también «a todos los muertos por el covid».

Indochine es posiblemente el grupo de pop más grande e histórico del Estado francés. Precedido por DJ Etienne de Crécy, volvía así a los escenarios después de que tuviera que suspender durante un año la gira de celebración de sus cuarenta años de carrera.

Durante el concierto, que por el momento es una excepción ya que se trata de un experimento científico, el veterano grupo, formado en 1981, recurrió a sus clásicos, uniendo lazos entre generaciones: ‘3e sexe’, ‘J'ai demandé à la lune’, ‘Tes yeux noirs’... Una nube de brazos en alto respondió a ‘Trois nuis par semaine’ y luego un clamor invadió Bercy cuando sonaron las primeras notas de ‘L'aventurier’.

«Han pasado meses sin poder ir a concierto. Ver a la multitud de nuevo te hace sentir bien, recuperamos el gusto por la vida», declaró a la agencia AFP Loïs, un técnico de laboratorio de 30 años, que se había colocado lo más cerca posible del escenario.

«Llevamos tanto tiempo esperando. Así quesi encima es un concierto de Indochine, es una pasada», dijo entusiasmada Camille, de 26 años, quien llegaba procedente desde Val d'Oise pasra ver por quinta o sexta vez al grupo. Antes de entrar en el recinto, la joven tuvo que entregar un sobre que contenía una prueba de saliva realizada el sábado. Tener una primera prueba de antígeno negativa, realizada en los últimos tres días, era también una de las condiciones para participar en el estudio.

Este experimento, que ya ha realizado en otros lugares de Europa como Barcelona, se ha tenido que atrasar varias veces en el Estado francés. Finalmente, ha tenido lugar en el contexto de una clara mejora de la situación sanitaria, dos días antes del inicio de la vacunación para todos los adultos.

Esperando a los festivales

Lo que está en juego es muy importante para el sector del entretenimiento, que ve todavía que la reanudación de su actividad va despacio, a pesar de que se han aprobado los conciertos con el público sentado y manteniendo distancias.

De momento, se ha permitido la celebración de festivales este verano, pero con el límite de una persona por cada 4 metros cuadrados. Nada que ver con la promiscuidad que reinó el sábado en Bercy. Varios festivales ya han tirado la toalla (Solidays, Eurockéennes), y solo mantienen sus fechas algunos pocos, la mayoría de las veces en formato de público sentado y con distancias (Francofolies, Printemps de Bourges, Vieilles Charrues).

Un festival con estas restricciones «para un sector que vive de la venta de entradas, es insostenible», explicó Malika Séguineau, directora general del sindicato de espectáculos musicales y de variedades (Prodiss), un sindicato involucrado el experimento de Bercy llevado a cabo por la AP-HP (Assistance publique-Hôpitaux de Paris) y que apoya el Gobierno.

El estudio pretende demostrar que si dan negativo en la prueba de Covid-19, los espectadores no corren un mayor riesgo de infectarse en el concierto que si lo hicieran en épocas no pandémicas.

El experimento, cuyos primeros resultados se esperan para finales de junio, solo está abierto a jóvenes de 18 a 45 años que no presenten riesgo de gravedad en caso de contagiarse. De entre los 20.000 voluntarios, se seleccionó a un grupo de 7.500 personas, después de una primera prueba de antígeno negativa, realizada entre el miércoles y el viernes.

Y de ese grupo se seleccionó a las 5.000 personas pudieron bailar en Bercy, mientras que 2.500 tuvieron que quedarse en casa. A todos los participantes se les pidió que se hicieran una prueba de saliva el sábado y luego otra más siete días después. El número de casos positivos se comparará en los dos grupos.

Experimentos similares no han mostrado un alto riesgo de contaminación.