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Los glaciares de la cordillera del Pirineo han perdido ya más de 6 metros de espesor desde 2011

Un estudio del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) entre 2011 y 2020 en 17 de los 24 glaciares que hay en el Pirineo revela que han perdido más de 6 metros de espesor y casi una cuarta parte de su superficie, un 23,3%.

Imagen aérea del glaciar del monte Aneto, en el parque natural de Posets-Maladeta (NAIZ)
Imagen aérea del glaciar del monte Aneto, en el parque natural de Posets-Maladeta (NAIZ)

El estudio del Instituto Pirenaico explica que el grosor del hielo ha disminuido en promedio 10 metros, sobrepasando en algunos puntos los 20 metros, y la reducción de hielo de todos ellos mantiene un ritmo similar desde la década de 1980.

Se trata de un trabajo en el que han participado diferentes centros de investigación de los Estados español y francés, cuyas principales conclusiones se han publicado en la revista "Geophysical Research Letters".

Según informa el IPE, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), los investigadores Ixeia Vidaller y Jesús Revuelto han liderado la publicación de este estudio internacional en el que se han analizado los cambios de área y espesor registrados en la última década.

Señalan como ejemplo de estos cambios los observados en el glaciar del Aneto, cuyas pérdidas se estiman en un 24,3% en cuanto a su área y una media de 8,5 metros de espesor, registrándose disminuciones de hasta 21 metros en algunas zonas.

Macizo de Vignemale

Entre las masas de hielo más afectadas destacan el glaciar de Ossoue, en el macizo de Vignemale, que ha sufrido una disminución del 25,7 % de su área y pérdidas de espesor medio de 10 metros; o el glaciar de Taillón, que en promedio ha perdido 11,6 metros, superando los 23 metros en su zona central.

Aunque las condiciones climáticas no varían mucho entre las zonas donde se ubican los glaciares, ya que el clima ha variado de forma semejante en todo el Pirineo, según los científicos, la evolución del hielo «sí que ha sido heterogénea durante este periodo».

Así, los glaciares pirenaicos más pequeños, con un área inferior a 10 hectáreas, como el de Barrancs en el macizo de la Maladeta, o el Llardana en el macizo de Posets, están fuertemente controlados por la topografía local. Ello se deduce del contraste entre sus pérdidas de área y las de espesor.

Sin embargo, los glaciares más grandes están predominantemente influenciados por las condiciones climáticas de esta región montañosa, por lo que las masas de mayor extensión, como las de Aneto, Maladeta, Ossoue y Monte Perdido, evolucionan de forma similar con pérdidas de área y espesor equivalentes.

Menor radiación solar y más nieve

Los autores del estudio inciden a este respecto en la importancia de disponer de cartografías que muestren con detalle las pérdidas observadas para monitorizar y comprender las razones por las que los glaciares se están quedando progresivamente más circunscritos a las zonas protegidas, con menor radiación solar y mayor acumulación de nieve.

En estas zonas, –según pronostican– los glaciares podrán tener una degradación más lenta, pero en todos los casos estarán abocados a una progresiva desaparición de la dinámica que los caracteriza.

Glaciar de Vignemale. (NAIZ)

Los glaciares pirenaicos son los más grandes del sur de Europa y su supervivencia está amenazada por el cambio climático, por lo que los resultados obtenidos en este trabajo son un anticipo de lo que puede ocurrir en otras cordilleras de Europa más septentrionales, como los Alpes, en las que los glaciares también muestran un claro retroceso.

Las variaciones del área de los glaciares han sido calculadas con imágenes de alta resolución captadas por distintos satélites con sensores ópticos, mientras que los cambios de espesor se han determinado comparando las superficies 3D generadas con vuelos de dron (año 2020) y las obtenidas con un sensor LiDAR aerotransportado (año 2011).

La metodología

Según el IPE, el uso de esta metodología tiene un enorme potencial, pero su aplicación es compleja dadas las características de las zonas monitorizadas, tanto a nivel de vuelo como de acceso.

Los autores del estudio valoran que la combinación de las técnicas de vuelo con drones y el sistema Lidar (Light Detection and Ranging) de rayos láser ha permitido cuantificar las variaciones en la superficie de los glaciares con una incertidumbre inferior a 0,4 metros.

En el estudio, seleccionado recientemente por la revista "Nature Climate Change" para su sección de artículos destacados, han colaborado investigadores de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), el Cesbio (Centre d'Etudes Spatiales de la Biosphère) y Legos (Laboratoire d'Etudes en Géophysique et Océanographie Spatiales) de Toulouse, la asociación Moraine de glaciología, y las Universidades de Zaragoza y Valladolid.