Ruben Pascual
Iruñea

Retos, ilusión y curiosidad, ejes de la vida para un sapiens y un neandertal

Tomando como pretexto el segundo libro a cuatro manos del paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga y el escritor Juan José Millás, ‘La muerte contada por un sapiens a un neandertal’, departieron en Iruñea sobre conceptos como la evolución o la inmortalidad. Ciencia y literatura con toques de humor. 

Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga, en el Civican de Iruñea.
Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga, en el Civican de Iruñea. (Iñigo URIZ | FOKU)

Cuatro años después de conocerse en el Museo de la Evolución Humana de Burgos, de cuya dirección científica se encarga Juan Luis Arsuaga, este paleoantropólogo, codirector de los yacimientos de Atapuerca nacido en Madrid en 1954 –hijo de un tolosarra y una madrileña– y crecido en Bilbo, ha encontrado por fin las palabras para definir su relación con el escritor Juan José Millás (València, 1946), con quien forma un brillante tándem que ha dado a luz ya dos libros: ‘La vida contada por un sapiens a un neandertal’ (Alfaguara, 2020) y ‘La muerte contada por un sapiens a un neandertal’ (Alfaguara, 2022).

Ante un auditorio del Civican de Iruñea que se quedó pequeño para acoger el pasado viernes una nueva entrega del ciclo Diálogos de Medianoche –hubo incluso que habilitar una sala anexa–, Millás explicó habitualmente les preguntan al respecto y que no suelen saber cómo responder: «El caso es que no somos muy amigos, pero tenemos una relación muy intensa».

Finalmente, Arsuaga recurrió a una analogía para despachar la cuestión: «Diría que mantenemos una relación del tipo ‘de usted’. Hoy en día se utiliza el ‘tú’ para todo, pero hasta hace relativamente poco, nos habríamos hablado de usted». Recordó, en ese sentido, que siendo pequeño, el trato con su «aitona» y su padre «sicológicamente era de usted» a pesar de que les tuteaba, mientras que con su madre y su «amona», la relación era de tú. «Si viviéramos en una novela de Pío Baroja, de antes de la guerra, nos hablaríamos de usted». «Bien visto, señor Arsuaga», apostilló Millás, dando así por resuelto el enigma.

Esta curiosa anécdota ocurrió en los últimos compases de un animado diálogo de más de una hora y media que conjugó a la perfección ciencia, literatura y humor. Tres ingredientes que, como sabrá quien haya buceado en las páginas de los libros anteriormente citados, la dupla formada por Millás y Arsuaga maneja con maestría, como se aprecia en la entrevista que ofrecieron a 7K el año pasado.

Pero vayamos al inicio, y comencemos por aclarar que ‘La muerte contada por un sapiens a un neandertal’ no es un libro sobre la muerte, a pesar de el título podría inducirnos a pensarlo. Ese instante que marca el punto y final de la vida está, por supuesto, muy presente, pero no es el núcleo de la obra, ni tampoco los oradores quisieron que capitalizara la conversación en Iruñea.

«A mí la muerte me parece una tontería, lo que me sorprende es que no nos hayamos acostumbrado», sentenció Millás, antes de explicar que no solemos dar «tantas vueltas a cosas a las que estamos habituados».

Millás: «A mí la muerte me parece una tontería, me sorprende que no nos hayamos acostumbrado a ella». 

Conceptos selección natural, evolución, inmortalidad o eternidad salpicaron una charla en la que, a pesar de lo abstractos e inabarcables que pudieran parecer, se pasaron por el tamiz de dos mentes privilegiadas que, con explicaciones y numerosos ejemplos mucho más «mundanos», consiguieron acercar al público. 

Arsuaga resaltó que, en realidad, los humanos «somos los únicos mortales», ya que formamos parte de la «única especie que planifica a largo plazo» y que en ese horizonte siempre aparece el desenlace de la muerte. Por tanto, explicó que la mortalidad nace, por un lado de la consciencia de la existencia de la propia muerte y, por otro, de la capacidad de imaginar un futuro. «Como el resto de especies no saben que son mortales, podríamos decir que son inmortales».

El paleontólogo admitió que términos como el de eternidad «nos desbordan a los científicos», y se lanzó a aventurar como horizonte «razonable» que en un par de generaciones «la gente pueda vivir hasta los cien años en muy buenas condiciones de vida».  

Arsuaga: «El concepto de eternidad nos desborda a los científicos».

Para ello, no obstante, independientemente de los factores que provoquen la muerte [los distinguieron entre internos (enfermedades...) y externos (accidentes, catástrofes naturales....)], puso el acento sobre la necesidad de replantearnos muchos de nuestros hábitos de vida.  

Tanto en las páginas de sus libros como en la cita del Civican, las intervenciones de ambos destilaron sus respectivos tonos vitales, sus posturas a la hora de afrontar la vida y reflexionar sobre la propia existencia.

Sin embargo, ambos coincidieron en la importancia de tener retos para el desarrollo personal.

Arsuaga destacó que «no concibo vivir sin retos. No tiene por que ser subir al Everest. Para mí el mejor reto es el de aprender, un placer que no se acaba nunca, fuente de placer ilimitado. «El regalo que me hizo mi hada madrina fue la ilusión», remachó.

«Para mantenerse a gusto con la vida, con una felicidad relativa, es muy importante tener proyectos, y curiosidad», apuntó Millás, quien llamó la atención sobre el hecho que hubieran llegado a la misma conclusión «desde dos temperamentos tan diferentes, como se advierte en el libro».

«Lo que nos une –añadió el escritor– es la curiosidad por las cosas por saber, por aprender… y también la curiosidad de uno por el otro. A mí, Arsuaga me produce una gran curiosidad, y creo que yo a él un poco también». Esa admiración mutua que se percibe, y se disfruta, en los libros, se dejó notar también en el auditorio iruindarra.

Por cierto, y a modo de epílogo: la que abría esta crónica no fue la única confidencia que hicieron, ya que, hasta en tres ocasiones, Arsuaga hizo alusión a un nuevo libro, opción que –perdón por el spoiler– también se cita al final de la segunda obra firmada por ambos. Quién sabe, pues, si volveremos a encontrarnos en las librerías con una nueva entrega sobre las andanzas del paleontólogo sapiens y el escritor neandertal, esta vez reflexionando sobre inteligencia artificial u otras cuestiones que cada vez son más presente que futuro. Dicen que no hay dos sin tres. Por de pronto, habrá que conformarse con disfrutar y reflexionar con las dos obras que nos han regalado.