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Mandoegi, entre el Urumea y el Oria

Mandoegi Mendia, también Auntzbizkarreko Dorrea, es una elevación montañosa situada en la muga entre Nafarroa y Gipuzkoa, entre el Urumea y el Oria.

Mandoegi Erreka es el curso del agua que desde el citado monte desciende por la bailara vertebrándola, y desemboca en el Urumea en el mismo pueblo de Goizueta.

Mandoegiko Bailara es, además de un valle de casi 10 km2, una forma de trabajar y entender la montaña, con sus pastos, sus plantaciones forestales y sus innumerables pistas sobre todo en Alkasoaldea, y también con su ferrería, como la de Olazarreta, que da nombre allí a la erreka y en su día también a su limitación (división municipal).

Finalmente, Mandoegiko Basoa es una amplia foresta que a lo largo y a lo ancho cubre mayormente la cabecera del valle, protegiendo sus laderas de la erosión, de la gran cantidad de precipitación, que anualmente vierte el cielo sobre la montaña. Un bendito y un pulmón, no reconocidos.

Desembocadura de Mandoegiko Erreka

Partimos del Ayuntamiento de Goizueta, dirección a su célebre puente, y, ya en la margen izquierda, giramos a la derecha, (dejamos a la izquierda el lugar de “la dejada”) hasta alcanzar la desembocadura de Mandoegiko Erreka. Por asfalto giramos a la izquierda, siguiendo las marcas amarillas, verdes y azules, que nos van a llevar hasta el hito cultural y megalítico de Altzanburu, donde espera un panel explicativo.

Para alcanzar este punto, es preciso, realizar estos pasos: 1: Abandonar la carretera inicial con giro brusco a la derecha, para entrar en nuevo firme; 2: Obviar cuatro desvíos a la derecha en la curva a la izquierda; 3: Continuar el ascenso sobre el mismo firme y abandonar éste sobre un camino ancho de tierra; 4. Continuar al frente en tres ocasiones; 5: Continuar la lógica del ascenso, por la derecha, izquierda y nuevamente derecha; 6: Situarnos sobre el viejo herri bidea, por encima del cual paralelamente llega una nueva pista, hasta que las señales nos provocan un inesperado giro a derecha que nos sitúa en Altzanburu.

Visitada la sepultura histórica y su panel, volvemos al trazado original. Aquí y ahora, se inicia Mandobide con Mandoegi como testigo de fondo, una pista de tierra, que atraviesa pequeños bosquetes y zonas de matorrales intercalados, bordas con ganado vacuno, y una majada con diversas “majas” txabolas, ofreciendo este trazado mientras tanto, acceso a otras manifestaciones megalíticas. Continuando la dirección, aparecen nuevos usos del suelo, además de los ya citados, como lo son plantaciones de alerces, que nos llevan al collado de Errakaleku (1h, 20´).

Unamuno-Leuneta

Allí, se alza al frente la cima de Unamuno-Leuneta. Son laricios los pinos, y no gigantes molinos (mugalaris todos ellos), los que se alzan al frente. Y esperemos que nunca se conviertan ni en molinos y menos gigantes, (alternativas hay para ello), haciendo caso omiso al imaginario de 5 km, dibujado por Eusko Jaurlaritza.

Como se trata de que suban las mulas, a media ladera, tomamos el sendero a la izquierda, auténtica diagonal para alcanzar el cordal cimero. Si se quiere ir a la cima de Unamuno-Leuneta, giramos a la derecha y hacemos la opción de ida y vuelta. Esta propuesta busca ahora el S, pudiendo optar por la pista forestal de Gipuzkoa o por el sendero sobre brezal navarro, hasta llegar a una ataka donde atacamos de modo directo Abadegurutz, la hermana menor de Mandoegi.

Contemplado el valle desde ésta, seguimos el cordal por sendero, hasta que a la altura del puesto de caza número 8 se inicia el ascenso definitivo y por sendero despejado a Mandoegi, techo del valle y gran mirador hacia Oriente y Occidente (2h, 40´).

Bajada un tanto intrépida

Mandoegi o su otro nombre, Auntzbizkarreko Dorrea, nos sirve de excusa perfecta para invitar y dedicar a los aventureros a realizar una bajada un tanto intrépida, que no les dejará indiferente. Retrocediendo al citado puesto de caza y girando a la derecha en sus alrededores, parte un sendero valiente y atrevido, a la sombra de la montaña, que sobrepasa por encima los hilos de agua, las fuentes de Mandoegiko Erreka y que salen del interior de la montaña. Superados estos, una pequeña cueva aguarda al montañero, donde desde dentro escuchamos el líquido elemento, antes de llegar a un lugar, muy peculiar, con resalte rocoso, aunque no peligroso. Tras él, se abren dos opciones, una más atrevida al principio, pero a la larga más segura, y otra menos atrevida al principio, pero luego más jocosa.

En la primera, girando monte a través por la izquierda, tomaremos el descendiente cordal, (menos de lo que lo hace la segunda opción), a cuyas inmediaciones llega un camino transversal y otro longitudinal. Obviamos el primero y tomamos el segundo, el cual nos llevará al buscado fondo de valle. (Opción dibujada en el mapa).

En la segunda, nos introducimos en el bosque, en paraje denominado Pagobeltzako Zokoa, donde un brusco giro a la izquierda nos permite situarnos entre las cabeceras de dos errekas. En la medida que descendemos, éstas se aproximan, convergen en un punto y armonizan los sonidos, al cual llegaremos tras dos saltos previos. Este lugar ofrece muy bellas instantáneas, y tras los saltos, seguimos el descenso por la margen izda. aunque separados del curso, encontrando un sendero que con el paso, se hace camino, junto a bellos y viejos haritzas, y trazado que es testigo de la llegada de la primera opción, muy cerca del cauce principal de Mandoegiko Erreka, que por su tamaño se reconocerá.

Superado el cauce por encima de sus rocas, giramos a la derecha, y el camino va tomando anchura metro a metro, y pasa junto a puentes no visibles a la vez que observa como nuevas errekas, a izquierda y a derecha, desembocan en el cauce principal.

Abandonado el paraíso terrenal, el lugar ofrece paso a paso, mayores síntomas de humanización, no tardando en aparecer repoblaciones de pinos, pistas y desvíos, donde la contraseña será no perder la dirección ni la traza principal ni la lógica, para así llegar a prados con caseríos, firmes más duros y, tras curvas varias, llegar al primer desvío, el del camino de subida, y un cuarto de hora más tarde poder llegar a Goizueta. Junto a su puente, en Zubiondo, una kaña, ze ondo! (5h).