
La lanzadera impulsada por un cohete Vega-C comenzó su vuelo a las 6.15 hora local (11.15 en Euskal Herria) para poner al satélite en órbita a una altitud de 666 metros. A los 57 minutos se produjo la separación entre ambos y a las 7.27 se recibió su primera señal.
Biomass es el primer satélite con un radar de apertura sintética de banda P, capaz de atravesar el dosel forestal de los bosques para medir su altura y la biomasa, lo que le permitirá elaborar estimaciones más precisas de la cantidad de carbono que contienen y cómo cambia con el tiempo.
Esta es la séptima misión de los llamados Exploradores de la Tierra de la ESA, que aportan conocimientos científicos sobre los complejos sistemas del planeta. Biomass mejorará la comprensión del papel que desempeñan los bosques en el ciclo global del carbono y su importancia en el sistema climático.
«Un planeta más sano»
La directora de los programas de observación de la Tierra de la ESA, Simonetta Cheli, ha destacado que esta misión «ayuda a entender el clima y los desafíos que tenemos para hacer un planeta más sano».
El satélite puede medir desde el espacio la biomasa aérea, formada por troncos leñosos, ramas y tallos, que son las partes donde los árboles almacenan la mayor parte del carbono en el que transforman el CO2 que absorben de la atmósfera.
Esas medidas serán posibles gracias al radar de banda P, con una antena de 12 metros de diámetro en forma de paraguas, que confiere a Biomass su particular aspecto y que tardará varios días en desplegarse en un compleja maniobra.
Casi un tercio de la superficie de la Tierra está cubierta por bosques y el 45% son tropicales, que es donde se concentra el 70% de la biomasa, más cambios se producen y de donde se tienen menos datos, por lo que es en estos últimos donde se centrará Biomass.
8.000 millones de toneladas
Los bosques tienen un papel vital en el ciclo del carbono, al absorber anualmente unos 8.000 millones de toneladas de dióxido de carbono de la atmósfera, lo que ayuda a regular la temperatura del planeta.
Se estima que alrededor del 50% del peso seco de un árbol es carbono, pero la deforestación, la tala y la quema hace que buena parte vuelva a la atmósfera como CO2, intensificando el cambio climático.
La misión, que durará más de cinco años, tiene dos fases. La primera, de 18 meses, creará un mapa 3D de la estructura de los bosques; la segunda, durante la que realizará cinco mapas globales, permitirá estimar la altura y la biomasa por encima del suelo. Los datos, ha recordado Cheli, serán de libre disposición.
Aunque el objetivo de Biomass sean los bosques, también medirá la velocidad de los glaciares y las capas de hielo, y como penetra hasta cinco metros a través de la arena seca, podrá cartografiar elementos como antiguos cauces de ríos y lagos, lo que ayudará a estudiar climas pasados.

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