Altxerri reabre sus puertas con una oferta jazzística diaria
Cuando se cumplen casi dos años desde que Altxerri cesara su actividad, el club de jazz de Donostia ha reabierto sus puertas. Lo hace con la aspiración de convertirse en el mejor local del Estado español de la mano de una oferta musical diaria.

Los aficionados al jazz de Donostia están de enhorabuena: Altxerri ha vuelto a abrir sus puertas. Cuando han pasado dos años desde que cerrara sus puertas, el local de jazz de Donostia está en marcha de nuevo.
Las puertas de la sala ubicada en la calle Reina Regente, en pleno centro de la capital guipuzcoana, están abiertas de par en par y acogen desde finales de julio a donostiarras y visitantes unidos por una afición: el jazz. El club ofrece la oportunidad de disfrutar de la música en directo a diario a lo largo de todo el año. Esta es una de las novedades que trae el nuevo proyecto.
La idea es clara: «Abrir cada noche para que los donostiarras y visitantes que sean amantes del jazz y del blues, puedan disfrutar de la música en directo. Nuestra intención es que esté abierto siete días a la semana, doce meses al año». Son las palabras de Luis Cortés, el nuevo propietario del club.
Altxerri se cerró el 30 de diciembre de 2023 y estuvo así hasta que Luis Cortés decidió embarcarse en la aventura. «Tuvieron que confluir varias casualidades para que pudiésemos lanzarnos», cuenta.
Se ha sentido respaldado tanto por los responsables de Musikene como por el departamento de cultura del consistorio. «Hemos contado con la complicidad de las instituciones a la hora de apoyarnos en poder llevar a cabo este sueño. Tenemos un acuerdo con Musikene, para los alumnos y profesores es muy importante tocar ante un público entendido, amante del jazz. Y tienen la oportunidad de hacerlos los martes y miércoles. Los alumnos tienen un espacio en el que pueden ir creciendo musicalmente. Altxerri será el lugar de encuentro diario del sector musical de Donostia», afirma.
«Por lo que respecta al departamento de cultura lo vieron con muy buenos ojos y apoyaron el regreso, ya que San Sebastián había perdido lugares que organizaban música en director y se reabre un espacio mítico como Altxerri en una ciudad que tiene la marca de jazz por Jazzaldia». En su opinión, «las instituciones se han dado cuenta de que la ciudad se estaba quedando sin un lugar donde poder ir a tomar una copa tras una cena y escuchar buena música, buen jazz, para un perfil de la población de una edad de cuarenta y pico años en adelante».
Los aficionados también han aplaudido la iniciativa. «Una de las cosas más satisfactorias desde que se hizo pública la reapertura es que muchos de los antiguos clientes de la sala no solo nos han dado la enhorabuena, que es algo comprensible, sino que nos han dado las gracias. Es muy interesante. ‘La mejor noticia del año, me has hecho feliz’, me han dicho. De alguna manera les faltaba esa propuesta de ocio en su agenda y Altxerri viene a cubrir el hueco que faltaba en la ciudad», señala Cortés.
Jazz y blues exclusivamente
El nuevo propietario lo tiene claro. Al contrario de lo que ocurrió en la última etapa, cuando estuvo en manos de los responsables de Dabadaba, entre las paredes de la sala se escuchará exclusivamente jazz y blues. «Nuestra intención es que no se programe música al margen de ello. El objetivo no es ganar dinero, sino hacer realidad el sueño de la anterior propietaria [Raquel Ubago] en las primeras tres décadas de la trayectoria del local. En los últimos años abrían varios días a la semana y se alejó de la idea de club purista, ya que la programación musical se completaba con estilos que nada tenían que ver con el jazz. Se abrió como local de copas con música comercial. Hemos querido huir de eso y ofrecer un club de jazz del que podamos estar orgullosos, con todo lo que esto significa, a las siguientes generaciones».
Precisamente, Cortés tiene en mente a las nuevas generaciones a través de su proyecto. «La única manera de entrar en propuestas como el jazz, la música clásica o la ópera, por ejemplo, es escucharla mucho desde pequeño. De esa manera te vas aficionando y acabas consumiéndola en distintos formatos. Entre ellos, asistiendo a conciertos. Ofrecerles una propuesta en su tiempo de ocio a lo largo de 12 meses hará que entren de una manera natural a conocer el jazz. No es sencillo. Es verdad que las radio-fórmulas de bombardean con otro tipo de música más comercial, horas y horas de emisión a lo largo de toda tu vida. Para poder tener contactar con el jazz y te guste hay que facilitar que haya estos espacios con una programación diaria que permita que jóvenes de veintipocos años poco a poco vayan entrando y sean los grandes aficionados al jazz y al blues del futuro».
Remarca que «la falta de esa regularidad en la programación de jazz en la ciudad a muy corto plazo iba a suponer que las nuevas generaciones no iban a responder de la misma manera positiva a futuras ediciones, por ejemplo, de Jazzaldia. El de Donostia es el festival más antiguo de Europa después del de Montreux, en Suiza. Ya son 60 ediciones. En Donostia los aficionados abarrotan los conciertos en Jazzaldia».
La eterna pregunta: certámenes como Jazzaldia congregan a miles de personas alrededor de agrupaciones locales e internacionales. ¿Qué ocurre el resto del año? «Muchas veces somos festivaleros pero el resto del año no somos tan aficionados. Ocurre también en el Festival de Cine, donde consumimos todas las películas de todos los ciclos, pero luego igual no vamos tanto al cine durante el año. Algunos títulos que vemos en el festival no son nada comerciales e incluso son difíciles; el resto del año este tipo de películas sufren mucho más», señala.
«Esto denota que realmente no somos grandísimos aficionados al jazz y no todas las personas que acuden a los grandes eventos de los festivales lo son, simplemente se dejan atraer por la masa. Lo que les gusta es estar en la playa rodeados de 40.000 personas que están viendo el mismo espectáculo que tú», agrega.
No fue casualidad que Altxerri reiniciara su actividad coincidiendo con Jazzaldia. «La primera semana fue una locura y las posteriores han sido más tranquilas». La incógnita es cómo responderá el público en los meses de invierno. «Efectivamente, después del Día de San Sebastián, el mal tiempo, anochece temprano... por eso la propuesta de horarios es europea, abrimos a las 19.00 –esto antes de la pandemia era un horario francés–, pero yo creo que nos hemos hecho un poco franceses», dice con una sonrisa. «Los conciertos acaban a las 22.00-22.30. Y posteriormente, hasta su cierre, funcionará como un bar de jazz normal», cuenta.
Mejoras en la sala
«Nuestra obsesión era que aquellos que acudían a Altxerri hasta su cierre cuando volvieran a entrar en esta nueva etapa siguieran considerándolo su Altxerri, el que formaba parte de sus vivencias y memorias. Creo que lo hemos logrado», afirma.
El nuevo equipo ha introducido diversas mejoras en la infraestructura. «Las prestaciones han mejorado mucho. Hemos subido la altura del escenario para que la visibilidad de los músicos por parte del público sea mejor. Por supuesto, hemos aislado toda la sala para tener una convivencia más amable con el vecindario. A nivel decorativo, el nuevo cortinaje le da un aire más sofisticado a la sala, al tiempo que hace una labor de absorción del sonido. Y tenemos el mejor equipo de sonido y micrófonos».
Sin olvidar la habilitación de dos espacios que antes pertenecían a la galería de arte contigua. «Por una parte hemos creado un camerino que antes no existía, para que los músicos se sientan bien tratados y estén cómodos en esa media hora antes de actuar. Por otra, hay un lounge bajo las escaleras de acceso, donde antiguamente se situaba el espacio de enmarcado de láminas de arte de la galería. Ahí estarán los clientes que prefieran tomar algo sin estar tan pendientes de la banda que esté tocando», explica.
Además, se ha colocado una televisión para transmitir en directo lo que sucede sobre el escenario. Otro aparato se sitúa tras los arcos del local, en una zona con visibilidad reducida.
Respecto al espacio que ocupó durante años la galería de arte, Cortés avanza que en adelante no se centrará en la actividad ligada a las artes plásticas, aunque de momento no está definido su futuro. «Estamos en conversaciones con el Ayuntamiento, depende de los permisos...», indica.

Cortés proviene del sector turístico, concretamente, de la organización de congresos, eventos y rutas gastronómicas para turistas. «Desde adolescente me ha gustado muchísimo la música, mi tiempo de ocio lo dedicaba a escuchar música e ir a conciertos. Era lo que me movía, siempre ha sido mi pasión. Y a nivel profesional ya desde que tenía veintipocos años me dediqué a organizar congresos y eventos y también rutas gastronómicas para turistas», recuerda el propietario de la empresa Events & Holidays.
Aliados
Cortés cuenta con varios aliados en el proyecto de la puesta en marcha de Altxerri. «Entré en contacto con una pareja norteamericana afincada en San Sebastián. Son grandísimos aficionados al jazz y un día, mientras comíamos, surgió la idea de rescatar Altxerri y nos lanzamos a esta bonita aventura. Ellos han viajado por todo el mundo asistiendo a las salas más importantes de jazz y me han ayudado a la hora de definir la propuesta, el concepto, decidir cómo creíamos que debía ser el Altxerri de esta nueva etapa para tener el mayor éxito posible y que no tuviera una andadura corta. Son mecenas, colaboran con el Festival de Blues de Portland, y gracias a ello tienen relación con muchas bandas de blues y de jazz de muchos lugares del mundo, entre ellos Estados Unidos. Esto nos permitirá en los próximos años poder contar con la presencia de algunas bandas potentes a las que de otra manera no podríamos aceder debido a su cachet. Así, podremos ofrecer conciertos muy interesantes», indica.
En el día a día, dos serán las personas encargadas de la marcha del local. «Mi empresa ha cedido la organización de los conciertos y la gestion de la barra del bar a dos personas, a Germán Fernández y a Mica Uriz, respectivamente. Además, contamos con la colaboración de expertos que organizan conciertos de jazz en Bilbao o Barcelona, de manera que podemos contar con grupos que actúan en dichas ciudades y compartimos gastos como los tickets de avión. Estamos colaborando con Jorge, el hijo de Tato Gracia, del club de jazz La Bilbaina».
Aunque al inicio de su nueva andadura la entrada a los conciertos fue gratuita, la intención de Cortés es establecer una entrada. «A los músicos, lógicamente, hay que pagarles su cachet y en muchas de las ocasiones tendremos que poner una entrada de 5 euros. En el caso de bandas internacionales tienes que pagarles el vuelo y la estancia y serán más altos, pero no queremos que esto sea disuasorio. El aficionado al jazz entiende perfectamente que hay que colaborar con los músicos a través de la entrada», señala.
La próxima semana actuarán Luismi Segurado, Inés Woldin (dúo y trío), Pablo Maza Trío, Álvaro Gaviria y David Cid Trío.

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