25 AGO. 2025 - 06:00h Entrevista Ángel Luis Quintana Violonchelista «La música de Ravel eleva la voz del violonchelo y la ayuda a sublimarse» Ángel Luis Quintana nace en Las Palmas de Gran Canaria, donde comenzó sus estudios musicales antes de continuarlos en Madrid. Cuenta con numerosos galardones en concursos de violonchelo, ha sido profesor en Barcelona, Canarias y Rotterdam, y es solista de la Orquesta Nacional de España. El violonchelista Ángel Luis Quintana. (MUSIKA HAMABOSTALDIA) Mikel Chamizo Este lunes 25 de agosto, a las 18.00 en el auditorio de la sede del Orfeón Donostiarra en San Juan Kalea, el violonchelista Ángel Luis Quintana cerrará el Ciclo de Música de Cámara de la Quincena Musical, por el que desde principios de agosto han pasado dos cuartetos de cuerda, el Quiroga y el Casals, el Trio Helix y el Ensemble Bayona. Para su clausura, Quintana ha escogido un programa dedicado en su integridad a la música francesa de la primera mitad del siglo XX, con creaciones de Maurice Ravel, Claude Debussy y Francis Poulenc. Este recital en la Quincena Musical lo comparte junto a Miguel Ángel Castro, un músico canario como usted. ¿Cómo es la vida musical en las Islas Canarias? Nos resulta un poco desconocida a los ‘peninsulares’. La vida musical en las islas está en plena de actividad, de talento canario, de creatividad, de maravillosas orquestas, agrupaciones de cámara, intérpretes y compositores. Cuenta, por poner un ejemplo, con uno de los festivales internacionales de invierno más importantes del mundo, el Festival Internacional de Música de Canarias, con todo tipo de conciertos y actividades multidisciplinares con especial atención a la nueva creación y a la música contemporánea. Ojalá, a partir de ahora, y de la posible candidatura de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria como Capital Europea de la Cultura en 2031, se creen y consoliden los tejidos y estructuras adecuadas para la eclosión y exportación de tanto talento al mundo. Usted ha sido profesor de violonchelo en el Conservatorio Superior de Música de Canarias y en la Universidad Codarts para las Artes de Rotterdam. ¿Son dos mundos muy diferentes o más parecidos de lo que se podría pensar? La Escuela Codarts de Rotterdam es un centro referente en Europa, con un nivel de alumnado y enseñanza extraordinario. Gracias a un profesor allí, Herre-Jan Stegenga, tuve el privilegio de ser profesor invitado del centro durante varios años. Pero sobre el Conservatorio Superior de Música de Canarias me cuesta pronunciarme. Tengo una preocupación máxima por ver los resultados del reciente proceso de estabilización y consolidación de cátedras. «En el programa, he querido hacer un pequeño homenaje al compositor Maurice Ravel, en el marco de la conmemoración del 150 aniversario de su nacimiento» Usted ha estudiado con algunos de los violonchelistas estatales de referencia, como Enrique Correa o Elías Arizcuren, pero también con grandes maestros internacionales como Mstislav Rostropovich e Ivan Monighetti. ¿Qué le aportaron unos y otros? Todos ellos fueron esenciales, no solo en mi carrera profesional sino en mi vida. Especialmente determinantes fueron figuras como la de Rafael Jáimez en mi infancia, y en mi juventud, Rafael Correa, que fue un discípulo directo de Gaspar Cassadó. También los maestros Monighetti y Frans Helmerson, con quien tuve el privilegio de compartir su enseñanza como profesor asistente en la Escuela Superior de Música Reina Sofia. Y jamás olvidaré aquellas famosas lecciones magistrales de Rostropovich en Madrid, creo que hay un antes y un después de aquello en mi trayectoria vital. Centrándonos en su recital, entre todo el repertorio que existe para violonchelo y piano, ¿por qué se ha decantado por un programa dedicado en su integridad a la música francesa, y además con varias transcripciones? Se trataba de enfocar el contenido del programa y darle un sentido: un pequeño homenaje al compositor Maurice Ravel, en el marco de los actos que se están celebrando este año para conmemorar el 150 aniversario de su nacimiento. «La ‘Sonata’ de Debussy funciona como un collage: tienes que dibujar un cuadro con una cantidad de colores desconocidos hasta entonces para el instrumento» Ravel, Debussy y Poulenc tienen formas muy diferentes de escribir para los instrumentos de cuerda. ¿Qué caracteriza a cada uno de ellos? De las tres obras del concierto, es la de Poulenc la que explora en mayor medida las capacidades, sobre todo, virtuosísticas del violonchelo. La ‘Sonata’ de Debussy es rica en colores, timbres, es casi efectista en un alarde pictórico. Pero es Ravel el que, junto a estas obras, eleva la voz del violonchelo y la ayuda a sublimarse. Las transcripciones de Ravel que interpretará no se cuentan entre sus obras más conocidas. ¿Qué peculiaridades tienen las ‘Dos melodías hebraicas’ y la juvenil ‘Sonata para violín’, y cómo es la adaptación de esta última al violonchelo? Fue Christian Proske, el violonchelo solista de la Tonhalle-Orchester de Zúrich, quien transcribió para nuestro instrumento la ‘Sonata Póstuma’ de Ravel, originalmente escrita para violín y piano. Se trata de una obra de juventud, pero editada después de su muerte, y de una singular belleza. Nos pareció ideal programarla inmediatamente después de sus ‘Dos melodías hebreas’: ‘Kaddisch’ y ‘L’énigme éternelle’. ¡Qué mejor instrumento que el violonchelo para suplir o complementar la voz! Y que sirva ‘Kaddisch’, una canción litúrgica que se entona en las sinagogas en memoria de los difuntos, como llamada a la paz, siempre tan necesaria. La ‘Sonata’ de Debussy está considerada una de las grandes creaciones para el instrumento. ¿Por qué es una obra tan apreciada por los violonchelistas? Creo que es porque supone un primer acercamiento a un lenguaje verdaderamente contemporáneo para nuestro instrumento, porque explora toda su diversidad tímbrica, colores y efectos. La creación de Debussy funciona como un collage: tienes que dibujar un cuadro con una cantidad de colores desconocidos hasta entonces para el instrumento. Por último, interpretarán la ‘Sonata para violonchel’ de Francis Poulenc, conocido por el carácter ligero y humorístico de su música. ¿Es también el caso de esta obra? ¿Qué chip se debe cambiar al pasar de una obra como la de Debussy a la de Poulenc? Por supuesto que los momentazos de sentido del humor están puestos de manifiesto durante casi toda la ‘Sonata’ de Poulenc, pero el drama, el lirismo, las formas neobarrocas en la expresión de los afectos, la tristeza, la nostalgia, también afloran con fuerza. Es una obra de una extraordinaria riqueza.