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La Orquesta de la Ópera Nacional de París homenajea a Ravel en el Kursaal

La Orquesta de la Ópera Nacional de París actúa este miércoles en la Quincena Musical con un programa que celebra a Maurice Ravel en el 150 aniversario de su nacimiento. El concierto incluye tres obras del compositor vasco y el estreno en Euskal Herria del ‘Concierto para piano’ de Adès.

La Orquesta de la Ópera Nacional de París. (E. BAUER | MUSIKA HAMABOSTALDIA)

La Quincena Musical se aproxima a su cierre con la presencia de dos destacadas orquestas europeas. La primera en pasar por el Auditorio Kursaal, la tarde de este miércoles 27 de agosto, es la Orquesta de la Ópera Nacional de París, que bajo la dirección del compositor británico Thomas Adès, presentará un programa que rinde homenaje a Maurice Ravel en el 150 aniversario de su nacimiento. Interpretarán tres obras del compositor vasco y el estreno en Euskal Herria del ‘Concierto para piano’ de Adès, compuesto en 2019 y que tocará su dedicatario, el pianista ruso-estadounidense Kirill Gerstein.

La Orquesta de la Ópera Nacional de París es una de las agrupaciones sinfónicas más antiguas de Europa, ya que fue creada en 1672 para acompañar las producciones de la Académie Royale de Musique, fundada diez años antes por iniciativa de Luis XIV. Desde sus inicios estuvo integrada por músicos profesionales, y a lo largo de 350 años ha desempeñado un papel crucial en la historia de la música francesa, participando en numerosos estrenos de óperas, ballets y conciertos. A finales de siglo XIX, la Ópera Nacional de París se estableció en el Palacio Garnier, y con la apertura de la Opéra Bastille en 1990, la orquesta reparte sus actividades entre ambos espacios, interpretando un repertorio que abarca desde el barroco hasta la música contemporánea.

Thomas Adès, quien liderará la orquesta en esta ocasión, es un compositor, pianista y director británico formado en la Guildhall School y el King’s College de Londres. Aunque empezó a destacar cuando aún era adolescente, su carrera despegó a los 24 años con la ópera ‘Powder Her Face’, que se ha representado cientos de veces en todo el mundo (al Teatro Arriaga de Bilbo llegó en 2016). Desde entonces, Adès ha desarrollado un catálogo que incluye obras sinfónicas que recogen la influencia de la música popular, como el techno en ‘Asyla’, óperas como ‘La tempestad’ y ‘El ángel exterminador’, basada en la película de Buñuel, y una destacada producción de música de cámara y para piano.

En Donostia, Adès presentará su ‘Concierto para piano y orquesta’, que fue encargado por la Boston Symphony Orchestra y estrenado en marzo de 2019. La crítica elogió su capacidad para integrar elementos de la tradición musical con una orquestación brillante y una escritura pianística compleja, evocando el estilo de grandes pianistas del Romanticismo como Rachmaninov. El solista del estreno fue Kirill Gerstein, quien la interpretará también en Donostia. Nacido en 1979 en Vorónezh, Gerstein comenzó su formación musical en una escuela para niños superdotados en la antigua Unión Soviética, pero interesado por el jazz desde temprana edad, fue invitado a estudiar en el Berklee College of Music de Boston con tan solo 14 años, convirtiéndose en el alumno más joven de la historia de la institución. Esta experiencia definió su perfil como una pianista de gran versatilidad, lo que le permite abordar un repertorio que va desde Bach hasta obras contemporáneas, actuando con orquestas como las de Chicago, Boston, Leipzig, Ámsterdam, Viena o Berlín.

En la primera parte del concierto, Gerstein interpretará también el ‘Concierto para la mano izquierda’ de Ravel, compuesto para el pianista Paul Wittgenstein, quien perdió su brazo derecho en la Primera Guerra Mundial. Ravel escribió esta obra paralelamente a su famoso ‘Concierto en sol’, que se abre imitando el sonido de los txistus y los tamboriles, pero en este ‘Concierto para la mano izquierda’ adoptó un enfoque más solemne y con influencias del jazz.

La orquesta parisina interpretará también ‘Le tombeau de Couperin’ y ‘La Valse’, dos creaciones igualmente marcadas por la experiencia de la Primera Guerra Mundial. ‘Le tombeau de Couperin’ es una evocación nostálgica del barroco francés, dedicada a amigos de Ravel fallecidos en la contienda. Y ‘La Valse’, concebida inicialmente como un homenaje al vals vienés y a Johann Strauss, fue transformada tras la Gran Guerra en una creación que refleja el ocaso de una época de culpable autocomplacencia. Rechazada por los Ballets Rusos por considerarla ‘indanzable’, se estrenó como pieza sinfónica en 1920.