26 AGO. 2025 - 08:14h La Quincena Musical estrena la ópera infantil ‘Nizugu’ ‘Nizugu’ es una nueva producción de Easo Abesbatza y la Quincena Musical para público infantil y familiar. Con libreto de Marta García y música de Iñaki Carcavilla, propone una reflexión sobre los cambios de los niños en su proceso de madurez, y contará con seis solistas, dos coros y una orquesta. Imagen del ensayo de ‘Nizugu’, producción de Easo Abesbatza y la Quincena Musical de Donostia. (Andoni CANELLADA | FOKU) Mikel Chamizo En el verano de 2018, y con motivo de las celebraciones del 25º aniversario de la creación de la Escolanía Easo, el Victoria Eugenia acogió un espectáculo especial protagonizado por los coros infantiles de la familia Easo. Se llamó ‘Itsasotik eskolara’, y reunió dos obras de teatro musical infantil de Roger Calmel y Georg Philipp Telemann. El resultado fue tan bueno que la Quincena Musical decidió apostar por el Coro Easo, y desde entonces, han creado para la Jornada Infantil del festival los espectáculos ‘Árbolaré’ (2020), ‘Hirira’ (2021), ‘Itsasotik’ (2022), ‘Egia ala geRuza’ (2024), y ahora ‘Nizugu’. Según explican los responsables de la Quincena Musical, se trata de «ofrecer nuevas propuestas de ópera que, además de entretener y acercar este género a nuevos públicos, también eduquen e inspiren al público más joven, tanto en el proceso de creación como en el resultado». Promoviendo espectáculos musicales hechos por niños y para los niños, buscan que estos se sientan representados «al tiempo que les conectan con el arte y con otros aspectos esenciales de la sociedad a la que pertenecen».Aunque el proceso de creación de estas óperas sea colectivo, la mente pensante tras ‘Nizugu’, que se estrena hoy a las 19.00 en el Victoria Eugenia, es Marta García, una filosofa y crítico musical muy ligada al Coro Easo. Ella ha sido la responsable de algunos de los títulos de los últimos años, pero con ‘Nizugu’ se ha aventurado con una ópera de formato completo: 75 minutos divididos en 4 actos y con una orquesta acompañando a cantantes y coro. InfanciaEn cuanto a la temática, ha escogido la propia infancia, concretamente los cambios que experimentan los niños según van creciendo, cómo se van formando como personas independientes y la relación que establecen con lo que han heredado de su familia, maestros y amigos. «Llevamos varios años en el que los niños están en el centro de la obra, por lo que este pensamos en que pasasen a ser la propia historia», explica la autora del libreto.El protagonista de ‘Nizugu’ es un niño o niña (queda en el aire si se trata del mismo o de varios) que atraviesa diferentes etapas vitales en cada uno de los cuatro actos. En el primero, que transcurre en una escuela, ‘Yo 1’ tiene 9 años; en el segundo, una escena en el recreo, ‘Yo 2’ tiene 12; el tercero es en el hogar y ‘Yo 3’ tiene 13 años; y en el cuarto acto, el más introspectivo y abstracto, ‘Yo 4’ tiene ya 16. A medida que el ‘Yo’ se va haciendo mayor, tiene cada vez más presencia, más voz y más autoconciencia. El observador de estos cambios es un antropólogo, que hace las veces de narrador y que no pierde detalle de todo lo que sucede, tratando de entenderlo y explicarlo. Adam Mazur, Missiel Calvo, Eider Urbistondo y Alain Sánchez darán vida a los cuatros estadios del ‘Yo’, junto a Ibai Murillo que será el narrador y Nora Osma como profesora. En cuanto a la construcción del texto, ‘Nizugu’ incluye partes habladas en euskara (tanto del narrador como de los personajes) y partes cantadas en castellano. Para el texto de estas últimas, García ha acudido a formas de la métrica española como el zéjel, seguidillas, cuartetas, sonetos, quintillas, una copla, etcétera.Partitura original La ópera es ambiciosa también en lo musical, ya que cuenta con una partitura original creada por Iñaki Carcavilla. Este joven aragonés, que estudió composición en Musikene y escribió su primer ópera con 19 años, había realizado arreglos y orquestaciones para anteriores producciones del Coro Easo, pero esta vez se ha lanzado a crear la música desde cero y adaptándose a las peculiares características del libreto de García. «Marta quería actos muy diferenciados, y yo no podía obviar que, si había cuatro personas o “yoes” diferentes, tenía que haber cuatro personalidades también en lo musical», revela Carcavilla. Así, en el primer acto en la escuela se plantea una música de corte más infantil o inocente, con melodías repetitivas y un cierto toque marcial que se asocia a la relación con la autoridad. En el segundo acto, el recreo, se utilizan recursos de música de raíz folklórica para reflejar un espacio popular de diversión, de juego, bailes y rituales compartidos. La escena en el hogar se centra en música y melodías transmitidas por las generaciones precedentes, músicas de nuestros abuelos como las habaneras o el chotis. Por último, el cuarto acto presenta una música más introspectiva en la que la relación del ‘Yo’ consigo mismo adquiere máxima importancia, con un sonido más pausado y extendido en el tiempo, pero con reminiscencias de los actos previos, «de aquel niño que jugaba y que ahora ya no lo hace». Regalo Carcavilla reconoce que componer para niños impone sus retos, pero también regala aspectos únicos. «A un nivel técnico, y aunque la Escolanía Easo es maravillosa, es más limitado que escribir para cantantes adultos», explica Carcavilla. «Pero por otro lado, el timbre es muy rico. Mientras que los adultos tienden a cantar de una manera más similar, los niños tienen timbres super diferenciados, y el color que se genera cuando se unen en grupos es maravilloso». Carcavilla los ve asimismo muy abiertos de mente. «Otros grupos de personas son más reacias a cantar músicas que no conocen, pero a los niños les parece bien todo lo que les propongas. Y son muy imaginativos: sobre el escenario, por ejemplo, les vale un pequeño estímulo para que pongan mucho de su parte». Además de lo literario y lo musical, el Coro Easo ha hecho un esfuerzo importante por dotar a la parte teatral de un desarrollo sólido. Para ello han vuelto a acudir a la dirección escénica de Guillermo Amaya, todo un especialista en trabajar con niños. Y para vestir el escenario del Victoria Eugenia, Goretti Figueroa ha creado una escenografía que juega con las posibilidades de unas piezas de ‘Tetris’ de gran formato que permiten acotar y ensamblar los espacios en cada acto. Los extremos de la escena quedan también enmarcados por grandes piezas colgantes de origami construidas en colaboración con la Fundación Emaús.