04 DIC. 2025 - 20:35h ‘A night at the Opera’, 50 años de la cumbre artística de los Queen Publicado en noviembre de 1975, contiene la pieza quizás más conocida de la discografía del grupo inglés, la vertiginosa ‘Bohemian Rhapsody’. Queen, justo en 1975. (Koh Hasebe | Public Domain) Alessandro Ruta {{^data.noClicksRemaining}} Para leer este artículo regístrate gratis o suscríbete ¿Ya estás registrado o suscrito? Iniciar sesión REGÍSTRARME PARA LEER {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Se te han agotado los clicks Suscríbete {{/data.noClicksRemaining}} Hasta el 28 de noviembre de 1975 ‘A night at the Opera’, ‘Una noche en la Ópera’, era solamente una de las pelis más conocidas de los hermanos Marx, aquel grupito de actores que inspiraría entre otros en cuanto a comicidad a un tal Woody Allen, por ejemplo. Groucho, con su puro y su bigote; Chico, con su pelo rizado tocando el piano; Harpo, con el arpa; el ambiente del teatro callejero vaudeville trasladado a la gran pantalla y a los éxitos de Hollywood. Solo hasta noviembre de 1975, cuando llegarían los Queen, con un disco llamado precisamente ‘A night at the Opera’, que contenía una de las piezas más conocidas no solamente de la banda inglesa sino de toda la música contemporánea: ‘Bohemian Rhapsody’. Un trabajo colectivo ‘A night at the Opera’, a pesar de llevar esa palabra en el titular, no tiene mucho de operístico. No hay tenores o arias; tampoco es un concept album’ es decir, una obra con un tema fijo desarrollado del principio al final. El verdadero homenaje que hacen los Queen y su líder Freddie Mercury es precisamente a los hermanos Marx, y a aquella manera jocosa y divertida de hacer cine que se podía convertir en algo parecido en la música jugando con las diferentes notas. Todo parte de un juguetón homenaje a los hermanos Marx, cuyas películas estuvieron viendo mientras grababan el disco ¡en ocho estudios distintos! Son películas que los cuatro del grupo estuvieron viendo durante las grabaciones (en ocho estudios distintos, detalle que explica la diferencia a veces tajante entre una canción y la otra) y que culminaron siendo la inspiración para este álbum y el siguiente, ‘A day at the races’, hasta llegar visitar al mismo Groucho Marx en su casa, en 1977. En el disco hay piezas que recuerdan a estilos de décadas anteriores, entre otras el charleston de ‘Seaside rendezvous’ y ‘Good company’ o el minuto jazz de ‘Lazing on a Sunday afternoon’, escrita e interpretada por Mercury. Y también hay títulos absurdos: ‘I'm in love with my car’, ‘Estoy enamorado de mi coche’, hubiera podido ser tranquilamente un sketch de los mismísimos hermanos Marx. Esta pieza, por contra, la canta el batería Roger Taylor con su voz ronca. Y la canción ‘39’, con sus ritmos bucólicos, tiene la voz del guitarrista Brian May. Una clara señal del valor complementario del grupo, cuyo líder no se discutía (Freddie), pero aque l mismo tiempo estaba rodeado de fueras de serie. Incluso el que no aparecía nunca pero que estaba muy presente y era muy valorado en la banda, el bajo John Deacon, autor de ‘You're my best friend’, una de las tres piezas de este disco que aparecen en los ‘Greatest Hits’ de los Queen, junto a ‘Love of my life’ y la ultra-célebre ‘Bohemian Rhapsody’. ‘Bohemian Rhapsody’, la clave Es verdad que ‘BR’ se ha comido, en cuanto a popularidad, seguramente todo este ‘A night at the Opera’ y casi por completo al resto de la discografía de los Queen. Un grupo que, resumiendo, podríamos definir como de rock-pop con desviaciones muy ambiciosas hacia otros estilos menos ‘de moda’, en un perpetuo intento de demostrar que no tenía solamente el glamour como objetivo. Si escuchamos los discos anteriores, esto se nota a ratos, pero los Queen mantendrán esta actitud prácticamente durante toda su carrera, publicando trabajos sorprendentes tipo ‘Hot space’, o cuando ya Freddie Mercury, tocado duramente por el sida, solamente podía ser la voz en los discos y no en los conciertos de masas. ‘Innuendo’, de 1991, tendrá una estructura parecida a la de ‘Bohemian Rhapsody’, por ejemplo; un carrusel de estilos y de ritmos que transforman, en este caso sí, una simple canción en una mini-ópera. En cualquier caso es ‘Bohemian Rhapsody’ la estrella de las estrellas, una pieza majestuosa que se encaja en ‘A night at the Opera’ curiosamente en la penúltima posición, undécima canción de un álbum de doce. Esto también curioso, y más aún habiendo sido el primer single publicado. Hay que recordar que la última pieza del disco es una versión ‘eléctrica’ de ‘God save the Queen’, el himno inglés. ‘Bohemian Rhapsody’, un nombre-franquicia, marca de la casa-Queen y de Freddie Mercury sobre todo. No por casualidad la pluripremiada película sobre su vida se titula exactamente así, aunque mister Farrokh Bulsara (el verdadero nombre de FM) haya escrito e interpretado otras muchas obras maestras. Del piano al rock duro, ‘Bohemian Rhapsody’ es una inverosímil sopa de estilos colocada en un punto no menos extraño del disco De alguna manera todos hemos escuchado una vez en la vida estos casi seis minutos que empiezan con un lamento de pianoforte (‘Mama, just killed a man’, ‘Mamá, acabo de matar a un hombre’) y luego transcurren a velocidad accelerada saltando a una especie de soliloquio operístico (‘Galileo! Figaro! Magnifico!’) y al rock duro, para volver más tarde al origen, al pianoforte y a los lamentos (‘Nothing really matters to me’, ‘Nada realmente me importa’). Una sopa vertiginosa de estilos cuya clave añadida sería sin duda el video, donde aparecerían los cuatro Queen en un contexto que había sido ya la portada del disco ‘Queen II’. Grabado en condiciones económicas muy complicadas, dado que el grupo estaba profundamente endeudado con sus anteriores productores y de hecho se veían obligados a trabajar gratis, ‘A Night at the Opera’ está considerada como la cumbre artística de los Queen. El resultado sería extraordinario, certificado así por la revista ‘Rolling Stone’ después de la publicación del album: «Con su cuarto disco el grupo ha pasado de estar en las minor leagues del rock duro al nivel de unos Led Zeppelin y Deep Purple’. ‘A night at the Opera’ ya no era algo solamente conectado con los hermanos Marx, iría mucho más allá.