Datos personales

Desde el pasado septiembre ya está en vigor el nuevo Reglamento de datos (UE 2023/2854), también conocido como Data Act, cuyo propósito es que las personas usuarias controlemos los datos que generamos y podamos elegir qué hacer con ellos. Esto es posible dadas las implicaciones jurídicas que establece el mismo, como por ejemplo la consolidación de una titularidad funcional del dato, en la que el usuario no adquiere propiedad, pero sí un conjunto de derechos exclusivos de acceso, uso y cesión. Es decir, normas limitativas al poder de la industria digital buscando el equilibrio de derechos y deberes contractuales y extracontractuales correspondientes a fabricantes, plataformas y personas usuarias en toda la Unión Europea.

En nuestra vida cotidiana estamos rodeados de todo tipo de dispositivos tecnológicos conectados: relojes que miden nuestro rendimiento deportivo, nuestra salud; electrodomésticos inteligentes o móviles que nos sitúan geográficamente; sin olvidar tablets o la nube que lo almacena todo. Generamos datos de continuo, datos personales muy valiosos y que tenemos derecho a saber quiénes o para qué se utilizan. Cuestiones no muy claras hasta ahora, a pesar de contar con el Reglamento General de protección de datos, que, aun siendo importante, el Data Act ofrece un enfoque mucho más práctico y adaptado a la realidad de los productos y servicios conectados.

VÍAS DE RECLAMACIÓN

La normativa establece mecanismos prácticos para que podamos ejercer nuestros derechos. Exige a fabricantes y proveedores la disponibilidad de canales digitales sencillos (formularios en la web, correo electrónico específico, paneles de usuario) para facilitar la gestión de solicitudes. Si la empresa incumple, se podrá acudir a las autoridades de protección de datos o de consumo.