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PANORAMIKA

Arte y tecnología

«Un modo de hacer generación» es el título de la exposición de la bilbaina Marisa González, que muestra su innovadora obra en la Alhóndiga hasta mediados de enero. (Aritz Loiola | FOKU)

Uno de los lugares comunes de la creación artística es hablar de la copia única o ejemplar original. En nuestra relación con el arte, sigue existiendo esa creencia mágica de la obra irrepetible a la que no nos podemos acercar demasiado y que debemos contemplar con la precaución de quien no quiere dañarla. Si bien esta condición sigue existiendo a día de hoy, el pensador Walter Benjamin ya nos advirtió del papel de la tecnología en la producción de obras que dejaban de ser únicas y perdían su aura para ser reproducibles. El desarrollo de técnicas como la fotografía o el cine dieron lugar a una nueva era en la que lo tecnológico ligado al arte provocó un nuevo paradigma para la creación, donde el carácter irrepetible de la pieza se diluía ante la posibilidad de hacer réplicas.

Cuando hablamos de la relación entre arte y tecnología, es imprescindible tener en cuenta la figura de Marisa González (Bilbo, 1943). Quien fuera, entre otras muchas cosas, Premio Velázquez en el año 2023, es una de las pioneras del arte electrónico y el uso de las nuevas tecnologías para la producción de obra. Su nombre, seguramente, ha pasado demasiado desapercibido en el contexto de nuestro territorio y, tras la exposición antológica que le dedicó en mayo de este año el museo MNCARS de Madrid, llega ahora a Alhóndiga de Bilbo hasta mediados del próximo enero.

La veterana artista tuvo la posibilidad de formarse en Estados Unidos a principios de los años setenta, entrando en contacto con un escenario en plena ebullición creativa y política. González se alineó con los movimientos sociales de la época, acercándose a los movimientos feministas y las luchas por los derechos civiles, incluyendo para siempre las temáticas sociales en su legado artístico.

La muestra comisariada por Violeta Janeiro lleva por título “Un modo de hacer generativo” y ha sido producida por ambas instituciones. El proyecto funciona como un repaso a su trayectoria y nos ayuda a ubicar la relevancia de casi una veintena de propuestas en el contexto social y temporal de su surgimiento. En la sala, podemos acceder a una serie de trabajos realizados con diferentes técnicas y dispositivos, como el uso del termofax o la fotocopiadora, para crear desarrollos de piezas que adquieren una presencia expositiva contundente.

La manera de tratar los avances tecnológicos nos alejan totalmente de cualquier tentación por la fetichización de las herramientas, dando protagonismo a la carga plástica y conceptual de cada trabajo. Los resultados nos llevan a veces a lo pictórico, lo fotográfico o la imagen en movimiento, dando buena cuenta de cinco décadas de dedicación. Es toda una suerte poder disfrutar de una artista de su talla, aún en activo, y todos los reconocimientos a su trabajo son tan justos como necesarios.