10 MAY. 2015 MIRADA AL MUNDO Una flor de flores para el perfume de perfumes Claudine Renaud {{^data.noClicksRemaining}} Para leer este artículo regístrate gratis o suscríbete ¿Ya estás registrado o suscrito? Iniciar sesión REGÍSTRARME PARA LEER {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Se te han agotado los clicks Suscríbete {{/data.noClicksRemaining}} Por qué identificar a las islas africanas Comoras con el Chanel Número 5? ¿Qué tienen en común? La respuesta es el ylang ylang, un árbol tropical de flor amarilla del que se extrae el aceite que da su toque especial al famoso perfume. Con propiedades afrodisíacas y relajantes, esa planta, cuyo nombre quiere decir «flor de flores», es una de las principales fuentes de ingresos del pequeño estado musulmán del océano Índico, aunque varias amenazas se ciernen sobre este preciado vegetal. Desde hace cien años, los más grandes perfumistas son fieles a las Comoras, a pesar de su agitada historia, ya que en sus cuarenta años de independencia ha sido escenario de una veintena de intentos de golpe de Estado e insurrecciones populares. Entre esos “clientes” destaca la casa Chanel, cuyo emblemático perfume Número 5 debe buena parte de su éxito al ylang ylang. Como señala Christopher Sheldrake, perfumista y director de investigación y desarrollo de la marca francesa, «aunque nuestro perfume contiene un 10% de ylang ylang, es una flor muy importante y la que hace de él un producto maravilloso». Las flores de este árbol tropical, conocido científicamente como Cananga odorata y originario del sudeste asiático, son muy hermosas, con seis pétalos y forma de estrella de mar, aunque sobre todo destacan por sus virtudes aromáticas. Desde Filipinas, el ylang ylang fue introducido en las islas Reunión por los franceses en el siglo XVIII y en las Comoras y Madagascar a principios del XX. Su gran momento llegó cuando Coco Chanel pidió a Ernest Beaux en 1921 que creara un perfume «que huela a mujer, no a rosa. Y entonces es cuando se le ocurrió un perfume muy abstracto, sin que se pueda distinguir la flor exacta que le da su efecto», comenta Sheldrake. A esa creación, la flor del ylang ylang aporta un aroma dulce, cálido, embriagador y sensual. A raíz del éxito del Chanel Nº5, la demanda del aceite de esta flor se disparó, hasta llegar a la actualidad, en la que las Comoras son el mayor productor del mundo de esta sustancia, que supone una de las principales fuentes de divisas para la economía de las islas junto a la vainilla y el clavo. «Un bidón de treinta litros vale varios miles de euros, es un lingote de oro», señala monsieur Gerard, supervisor de una plantación de ylang ylang. En total, el aceite de este árbol generó en las Comoras 1,5 millones de euros entre 2013 y 2014, lo que supuso el 11% de los ingresos de las exportaciones. Esa cantidad puede resultar una suma modesta si se compara con el dinero que envían los emigrantes a su país, pero es un valor crucial para los importadores de las islas, ya que para ellos es como una garantía bancaria, según señala el economista Nour Allah Alnour Assik. Cada año se producen en este pequeño estado entre treinta y cuarenta toneladas de aceite esencial de esta flor en las 350 destilerías existentes. El ylang ylang es un árbol de rápido crecimiento y puede llegar a alcanzar los doce metros de alto, aunque se poda para mantenerlo a la altura de un ser humano y así poder facilitar la cosecha. Una plantación clásica puede contar con entre 250 y 350 árboles por hectárea, que producen flores durante 25 años. Se recogen durante todo el año siempre desde el amanecer hasta la mañana. A pesar de la importancia que entraña para la economía local, varias amenazas se ciernen sobre el ylang ylang. Muchas de las plantaciones tienen ya más de cien años, una circunstancia a la que se suma la deforestación que sufren las islas, que han perdido un 25% de su masa forestal en veinte años. Este fenómeno es consecuencia directa de los métodos de extracción del aceite de la flor, que se obtiene por destilación en alambiques antiguos que se calientan quemando leña. Este factor, sumado a la falta de electricidad que mantiene elevado el consumo familiar de madera, hace que se haya reducido la disponibilidad de madera para los productores, que buscan ese material cada vez más en el interior de los bosques. Para poner freno a este fenómeno, Chanel asegura que anima a sus proveedores a plantar viveros y mejorar las máquinas de extracción, al mismo tiempo que reitera su compromiso de remunerar con un sueldo digno a las personas que trabajan en la recolección de esta flor. Esta es una reclamación habitual de los recolectores, que para obtener entre 25 y 40 kilos de flores al día, deben realizar un intenso trabajo para cortar y recoger la deseada materia prima. Por ese trabajo reciben una remuneración de 50 euros al mes, lo que hace que muchos jóvenes se nieguen a trabajar en este sector, una tarea que en otros lugares está mejor pagada, pero que en las Comoras se mantiene con ese bajo salario, porque es de las pocas ocupaciones en las que se puede conseguir empleo. La industria del perfume no es la única interesada en el aceite del ylang ylang. Esta sustancia también se emplea en aromaterapia, ya que mejora la hipertensión, ayuda contra el insomnio, es antidepresivo y sedante, y resulta muy útil en situaciones de hiperventilación, taquicardia y ataques de pánico. Asimismo, ha sido utilizado en formato de pomada para evitar fiebres y combatir la malaria y el tifus. E incluso en la Europa del siglo XIX se empleaba en el cuidado de las manos y el cabello. Y sin olvidar su presunto carácter afrodisíaco, ya que, por ejemplo, en Indonesia, las camas de los recién casados son alfombradas con flores de ylang ylang con el objetivo de que esa noche sea especialmente inolvidable, tanto como el aroma de la fragancia del Chanel Nº5.