7K - zazpika astekaria
MIRADA AL MUNDO

Michel Pastoureau se atreve con el rojo


Ahora le toca al rojo. El historiador y antropólogo francés Michel Pastoureau es todo un especialista en escribir y hablar sobre colores y sigue completando su colección con una nueva publicación monográfica. Nacido en 1947 en Montmartre, barrio parisino de artistas donde su madre tenía una farmacia, creció rodeado de tubos de pintura porque frecuentaba los estudios de los pintores que abundaban entre las amistades de su padre y sus tíos. La pasión por los colores le viene desde la infancia y ahora acaba de presentar “Rouge, histoire d’une couleur”, en la editorial Seuil –la misma que publicó “Bleu” (2002), “Noir” (2008) y “Vert” (2013)–, mientras trabaja en el amarillo, al que ya ha dedicado algún capítulo pero del tiene mucho más que decir.

Autor de una treintena de libros –algunos de los cuales se han convertido en auténticos best seller y se han traducido a treinta idiomas, entre ellos el castellano, la mayoría con la editorial Paidós Ibérica–, al menos trece de ellos, desde diccionarios hasta su autobiografía, tratan de colores o llevan en su título esta palabra. «El rojo es el color arquetípico, el primero que el hombre ha controlado, fabricado, reproducido y dispuesto en diferentes tonos. Es el primero que se utilizó en la pintura y más tarde en el teñido», explicó recientemente en una entrevista concedida a AFP. Pese a considerarlo el color por excelencia, el también ensayista admitió que no empezó por el rojo principalmente porque sobre este tono «hay demasiado que decir».

El director de estudios en la EPHE (École Pratique des Hautes Études) de La Sorbona considera que el rojo es algo más que un color. Y lo demuestra recurriendo a las lenguas eslavas, incluido el ruso, donde «roja y hermosa son una y la misma palabra», para añadir que por ejemplo «la Plaza Roja en Moscú ya existía en tiempos zaristas. Es el lugar más bello».

Pastoureau, que define al rojo como «un océano», va bastante más para atrás recordando que ya estaba presente en el Paleolítico simbolizando desde el poder y la gloria a la solemnidad, la alegría, la belleza y el amor, pasando por la violencia, la ira, la sangre, la culpa o el pecado, porque «es todo esto a la vez».

Ambivalencia encarnada. La ambivalencia es una constante, tanto que en la Edad Media –en la que el francés es todo un experto– el rojo representaba el símbolo de la sangre sagrada de Cristo y al mismo tiempo las llamas del infierno. Al igual que en sus libros anteriores, “Rouge” sigue una línea cronológica. Desde el siglo VI al XIV era el color favorito de Occidente, antes de ser puesto en tela de juicio sobre todo en la Reforma, cuando en el siglo XVI Martín Lutero –al que califica en un juego de palabras de «cromófobo» o enemigo del color por ir siempre de negro– desprecia los colores llamativos criticando que «los hombres vistan como pavos reales».

A partir del siglo XVIII, el rojo se convirtió en símbolo de la protesta, sobre todo después de 1791 con la revolución francesa. Considerado ya como el emblema cromático de la rebeldía, mandaba en todas las insurrecciones populares y fue adoptado especialmente por los defensores de la ideología comunista. Hoy en día, según Pastoureau, el rojo juega un papel más discreto. «Ahora, el azul es, con mucho, el color favorito en nuestras sociedades occidentales», afirma.

Al hombre que colaboró con Éric Rohmer en “Perceval, el galés” y con Jean-Jacques Annaud en “El nombre de la rosa” también le interesan los animales y los símbolos, temas que empezó a cultivar a finales de 1960 cuando no eran considerados como serios, sino que formaban parte, según el estudioso, de «la pequeña historia, la frívola». Su pasión por la fauna igualmente está ligada a su niñez. «En Normandía, la casa de campo de mis parientes estaba rodeada de granjas. Yo estaba literalmente fascinado por los animales». Ha escrito sobre el oso, sobre el cerdo... y actualmente lo hace sobre el cuervo, «el más inteligente de los pájaros y probablemente de todos los animales».