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SALUD

La dificultad de regular el hambre y la saciedad

¿Sabemos cuándo y cómo tenemos hambre o estamos saciados? La dietista-nutricionista de 7K responde en este artículo a esa pregunta que, aunque parezca fácil, en la sensación de sentir hambre, así como en no tenerla, influyen numerosos factores de nivel físico y emocional.

(Getty Images)

Es común que, tras algunas consultas a un nutricionista, se encuentre, entre otras cuestiones, la dificultad para reconocer y, por tanto, regular el hambre y la saciedad. Y es que esto se debe a un sistema complejo que en ocasiones se ve afectado y alterado por factores como la propia dieta (falta de proteínas, fibra, alto índice glucémico), el estilo de vida (estrés, falta de sueño, comida rápida), la genética (resistencia a hormonas como la leptina) y la salud física y mental (diabetes, ansiedad) que interfieren en la regulación hormonal y en la comunicación entre el cerebro y el cuerpo.

Y es que, aunque sentir hambre sea una sensación tan universal como habitual, en ella y en su contraria, la saciedad, interfieren multitud de factores, tanto físicos como emocionales.

Pero, para entenderlas, en primer lugar es necesario definirlas adecuadamente. Concretamente, el término hambre hace referencia a una experiencia sensitiva de carácter fisiológico. Con esto nos referimos a los procesos hormonales que están implicados y a que el hambre se puede entender como necesidad biológica por la búsqueda de alimentos.

En el otro lado, es importante diferenciar entre el momento de saciedad, que hace referencia al momento justo en el que detenemos nuestra ingesta, y la saciedad que se refiere a la plenitud entre comidas.

Sin embargo, no solo comemos por necesidad, también existe una relación emocional y subjetiva con la ingesta de alimentos, y esto es lo que se denomina apetito. En el lado contrario, las experiencias emocionales también pueden hacernos sentir “falsamente” saciados.

Sabemos que la comida puede ser un medio para intentar compensar nuestras emociones. Por eso, cuando nos sentimos solos, tristes, ansiosos o nerviosos, no es extraño que intentemos gestionar estas sensaciones comiendo o dejando de hacerlo a pesar de sentir hambre.

Y es que, aunque lo parezca, ningún caso que se beneficie de ser atendido por un dietista-nutricionista es tan “sencillo” como requerir un plan dietético o un control de peso.