02 NOV. 2025 MÚSICA Zé Ibarra (Per Ole Hagen-Redferns Getty Images) Gotzon Uribe {{^data.noClicksRemaining}} Para leer este artículo regístrate gratis o suscríbete ¿Ya estás registrado o suscrito? Iniciar sesión REGÍSTRARME PARA LEER {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Se te han agotado los clicks Suscríbete {{/data.noClicksRemaining}} Zé Ibarra es un cantante y compositor carioca cuya trayectoria ha transitado entre el rock progresivo, la escena alternativa contemporánea y proyectos colectivos como Bala Desejo. Ahora presenta “AFIM”, su segundo álbum en solitario. Se trata de un trabajo que llega como punto de inflexión en su discografía y donde redefine su voz y su universo musical. El disco fue publicado el pasado mes de junio bajo el sello Coala records. Está compuesto por ocho canciones que combinan composiciones originales de Ibarra y versiones de autores contemporáneos como Sophia Chablau, Ítalo França, Maria Beraldo o Tom Veloso. Zé Ibarra emergió primero en bandas como Dônica y luego con Bala Desejo, colectivos que le dieron visibilidad y juego para explorar diferentes paletas sonoras. En su primer trabajo en solitario -“Marquês, 256” (2023)- se inclinó hacia un formato más desnudo, centrado en voz y guitarra, una faceta íntima que contrastaba con la complejidad instrumental de sus colaboraciones grupales. Esa experiencia serviría de base para lo que ahora propone en “AFIM”: no renunciar a lo íntimo, pero permitirse mayores ambiciones en arreglos, producción sonora y exploración estética. Su nuevo trabajo se define como una obra experimental, donde convergen la Música Popular Brasileira (MPB), el jazz, el rock progresivo y el pop, todo filtrado por la voz distintiva de Ibarra y una producción que busca no caer en la nostalgia por sí misma, sino en la reelaboración creativa. Lucas Nunes, colaborador de largo recorrido con Ibarra en Bala Desejo y Dônica, comparte la producción del disco, aportando ese equilibrio entre libertad artística y cuidado técnico. En cuanto a la banda que le acompaña, participan músicos como Alberto Continentino (bajo), Daniel Conceição y Thomas Harres (batería y percusión), Rodrigo Pacato en las percusiones adicionales, Chico Lira en la Fender Rhodes y Guilherme Lírio a la guitarra. También se juntan Lucas de Moro al piano, sintetizadores y guitarra, así como Frederico Heliodoro en varios temas a la guitarra y bajo, entre otros. Uno de los rasgos distinguidos del disco son los arreglos de metales -Copacabana Horns- presentes en varias canciones y los arreglos de cuerdas de Jaques Morelenbaum, que imprimen una sensación cinematográfica especialmente en canciones como “Transe” y “Essa Confusão”. En el álbum Zé Ibarra no solo canta, sino que reflexiona sobre el peso de la imagen personal en la era contemporánea, la relación con el amor, la vulnerabilidad y el deseo de autenticidad. La portada del disco es una declaración estética: una imagen sin filtros, íntima, sin artificios. (Kieran Frost-Redferns / Getty Images) Tame Impala Quinto álbum de estudio de Tame Impala. En él, Parker esculpe una colección de intensas y potentes piezas psicodélicas con sabor a club, a baile y que sirven como vehículo para algunas de sus composiciones más directas y pegadizas hasta la fecha, reinventando así el sonido de Tame Impala. Su nuevo álbum suena como el trabajo de un artista que ha alcanzado un nuevo nivel de maestría, rebosante de una energía renovada por la experimentación. 12 canciones elaboradas con una apertura inédita hacia la espontaneidad por parte de un perfeccionista reconocido como él. El resultado de todo aporta una dimensión nueva al sonido del grupo, así como un rango vocal más rico y juguetón.