El poder del miedo

La exposición que reseñamos hoy nos trae como protagonista a uno de los artistas más relevantes de su generación y uno de los nombres más internacionales del panorama artístico catalán. Él es Antoni Muntadas (Barcelona, 1942), pionero del net.art en el Estado, uno de los primeros nombres del arte electrónico y precursor del videoarte y la experimentación audiovisual. A lo largo de su dilatada carrera, sus proyectos siempre han buscado una perspectiva crítica de los medios de comunicación y la cultura de masas. Sus planteamientos trabajan desde un frente eminentemente político, considerando la creación artística como una manera de investigar, analizar y desarrollar espacios para promover y cultivar modos activos de entender el lenguaje artístico y la conexión con el público espectador. Valga como ejemplo una de sus piezas más conocidas en la que exponía en diferentes fachadas y lugares una superficie de gran tamaño con la siguiente frase: Atención. La percepción requiere participación. Sin lugar a dudas, un desafío que interpela directamente a quien observa y participa de la cultura y una invitación a abandonar terrenos pasivos para forzar un paso adelante.

Como resultado del programa de residencias llamado “Tender Puentes” que desarrolla el Museo Universidad de Navarra de Iruñea, el artista catalán ha desarrollado un nuevo proyecto titulado “Entre miedos” (2022-2025). Con motivo de la presentación de esta pieza, el centro navarro inauguró a mediados del pasado mes de octubre una exposición que incluye la obra mencionada y una serie de trabajos del veterano creador y que, bajo el título “Otros miedos”, podrá visitarse hasta marzo. El punto de partida de la pieza protagonista es una investigación sobre el miedo y cómo este sentimiento es utilizado en las sociedades occidentales como manera de manipulación colectiva y sus consecuencias en la creación de ideología. A esto se le suman otros proyectos de años anteriores en torno a la misma temática y que incluyen intervenciones televisivas sobre la frontera de México y EEUU, así como sobre un barrio residencial de la ciudad de São Paulo, en Brasil. Todos ellos sirven para dar contexto a la obra central y a la muestra a la que nos referimos.

Una vez en la sala, gran parte del protagonismo recae sobre una videoinstalación que profundiza en los sanfermines y su vínculo con el miedo. La obra está conformada por dos videoproyecciones que crean visiones subjetivas del suelo y del cielo durante el recorrido del encierro, acompañadas de una serie de grabaciones que componen un paisaje sonoro relativo a lo que allí sucede. Sin ser una experiencia inmersiva, sí que nos sitúa en una mirada completamente ajena al registro habitual, intentando transmitir una sensación vivencial y que nos expone a las sensaciones que se convocan. Encontramos, además, paneles, textos y otros trabajos audiovisuales para una apuesta indiscutiblemente interdisciplinar, fiel al legado de uno de los artistas más interesantes de su tiempo.