14 DIC. 2025 LA CAMPEONA MUNDIAL Y EUROPEA JÚNIOR DA EL SALTO AL PROFESIONALISMO Paula Ostiz e Imanol Etxarri, una simbiosis de éxito mundial Con sus cuatro medallas -tres de oro y una de plata- en los pasados mundiales y europeos de la categoría júnior, la ciclista navarra Paula Ostiz confirmó lo que se espera de ella, que sea una de las corredoras que destaque en el pelotón del futuro. Detrás de este éxito hay mucho trabajo y también los sabios consejos de Imanol Etxarri, su entrenador de la máxima confianza desde hace cuatro años. (Jagoba Manterola FOKU) Natxo Matxin {{^data.noClicksRemaining}} Para leer este artículo regístrate gratis o suscríbete ¿Ya estás registrado o suscrito? Iniciar sesión REGÍSTRARME PARA LEER {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Se te han agotado los clicks Suscríbete {{/data.noClicksRemaining}} Cae un ligero xirimiri otoñal que envuelve de humedad el cauce fluvial del río Arga a su paso por Etxauribar. Los 840 metros de altura del puerto del mismo nombre hacen que ya comience a sentirse cierto frío que aventura que en nada el sol se meterá por el horizonte. Los conductores de los escasos vehículos que transitan por la ondulada carretera que une Iruñea con Gesalatz vuelven su mirada, curiosos, hacia una sesión de fotos que tiene como protagonista a una ciclista que ha hecho historia y a su entrenador de la máxima confianza, “culpable” en gran medida de los éxitos cosechados. El maillot arcoíris que luce orgullosa destaca sobremanera en esa tarde gris, y las cuatro medallas -tres de oro y una de plata- que cuelgan de su cuello tintinean con un sonido seco y pesado que deja bien a las claras el valor que poseen dichas preseas. No es un lugar desconocido para Paula Ostiz. Casi todos los ciclistas profesionales tienen predilección por un determinado recorrido o ascensión, y el Alto de Etxauri, así como el cercano de Ultzurrun, son los habituales emplazamientos donde desarrolla su banco de pruebas, entrenando ahí casi a diario cuando no está compitiendo fuera. «Son mis dos sitios favoritos, por cercanía y por orografía. Tanto el porcentaje de inclinación que tienen como su longitud, me permiten realizar series adecuadas para mis características físicas», explica la corredora iruindarra. Influida por los gustos deportivos de sus dos hermanos -«junto con mis padres, iba a las carreras en las que competían y eso me motivó a probar», rememora-, comenzó a dar pedales desde muy pequeña en equipos masculinos, primero en el Villavés y más tarde en alevines en el Ermitagaña. Era tan potente y competitiva que superaba sin problemas a todos los chicos, lo que en su momento incluso generó las incomprensibles protestas de las familias de estos últimos. «Decían que una chica no podía ganar a un chico», recuerda. Ya en edad cadete, dio el salto al Lacturale -categoría femenina del Ermitagaña-, fichando por Cafés Baqué en juveniles, hasta recalar en la actualidad en Movistar, escuadra con la que se ha comprometido para las tres próximas temporadas. No fueron inicios fáciles, entre otras razones por su origen humilde, al proceder de una familia que no podía permitirse el lujo de grandes dispendios económicos para facilitar su aptitud innata con un material ciclista de calidad. «Mis padres vieron que tenía cualidades y se volcaron todo lo que pudieron en ayudarme, pero lo hicieron en la medida de sus posibilidades. Por ejemplo, mientras que yo corría con una bicicleta que valía mil euros, el resto de mis competidoras lo hacían con otras que costaban seis mil. Afortunadamente, siempre he contado con la colaboración desinteresada de mi entrenador, Imanol, y de diferentes fisios, que me han ayudado cuando se lo he pedido, a sabiendas de que ello suponía un coste económico que no nos lo podíamos permitir», agradece. HACE CUATRO AÑOS En ese apoyo altruista hubo un punto de inflexión hace cuatro años que ha marcado su trayectoria deportiva para mejorarla considerablemente. «Iñaki Arraiza, fisioterapeuta y osteópata de Ineos Grenadiers, me llamó en 2021 y me dijo: “Tengo una chica que es especial, quiero que nos juntemos para ver si le puedes echar un cable”. Y así empezó todo. Cuando Paula está en Iruñea, Iñaki sigue siendo su fisio y mantenemos una relación muy estrecha con él, por supuesto», explica Imanol Etxarri sobre cómo empezó su relación deportiva. Coincidiendo con cada logro, Ostiz no se ha cansado de lanzar elogios hacia su entrenador como parte esencial en sus éxitos ciclistas. «El soporte y acompañamiento recibido durante estos últimos cuatro años ha sido increíble, pudiendo disfrutar al máximo del proceso, a la vez que lográbamos el sueño de ser profesional», subraya la corredora navarra. El trabajo conjunto resulta relativamente fácil «porque Paula tiene una inteligencia muy alta y muy desarrollada para la competición de élite -resalta Etxarri-. Una vez que pones la ciencia y la evidencia encima de la mesa, ella confía en dicho análisis, aunque también es cierto que cualquier decisión que adoptamos, sea de una carrera o de la planificación, la consensuamos entre ambos, hay aportación mutua». Apoyados en un humeante y delicioso café, la conversación fluye en el comedor del restaurante Sarbil, en Etxauri. Profesor de Educación Física en el instituto de Zizur Nagusia y asociado de la UPNA, Etxarri, que lleva asesorando a deportistas hace tiempo, más por vocación que por otra cosa, disecciona lo que ha sido una semana de trabajo con Ostiz. «Por poner un ejemplo, el trabajo de pretemporada consistía en gimnasio, movilidad, core, elíptica, piscina y mantenimiento en bici. Cuando ha estado en altura, había que tomárselo con calma en relación a la intensidad, tirando hacia ganar volumen. Metidos en las temporadas, hemos introducido el trabajo con la bici de crono y mantenido contacto prácticamente diario para conocer cómo reacciona el cuerpo, si hay más o menos cansancio o en qué podemos variar el esfuerzo», apunta. «Cuando he preparado una prueba, he trasladado a Imanol cuál considero que va a ser el tiempo ganador, él estudia cómo lograrlo y yo voy con la mentalidad de conseguirlo», describe Ostiz. «Hoy en día, con los programas que tenemos, más o menos se puede realizar una predicción bastante exacta», razona Etxarri, si bien «hay muchas variables y factores humanos que entran en juego: estado físico, mal descanso nocturno, cambio de país, altitud...», enumera. Matiza que el proceso no ha sido a corto plazo, ni mucho menos. Todo lo contrario, cuando comenzaron su relación deportiva, se puso encima de la mesa que la planificación «sería para los siguientes cuatro años, aunque con sus correspondientes ajustes. En edades tan tempranas, hay que tener una progresión en cuanto a cantidad de horas entrenadas y luego afinar muy bien los trabajos en las zonas adecuadas». Son esos pequeños detalles, muchos resueltos en el día a día y en función de los problemas que surgen, los que marcan la diferencia. Ante carreras del más alto nivel, determinan la gloria o el fracaso. Así, a Ostiz le bastó una primera sesión de entrenamiento para darse cuenta de que el desarrollo que había preparado para afrontar tanto la contrarreloj como la prueba en ruta del Mundial de Ruanda no era el adecuado. Su bicicleta tenía montado un plato grande de 58 dientes, excesivo para el recorrido que debía afrontar. «Con una primera vuelta, ya vi que acababa reventada, sobre todo en la dura subida adoquinada a Kimihurura, y que las rivales llevaban platos bastante más pequeños. Se lo comenté inmediatamente a Imanol para buscar una solución», explica. Y su entrenador la encontró gracias a que Héctor Álvarez, ciclista de 18 años que también compitió en el Mundial y posteriormente fue bronce en el Europeo en ruta, disponía de dos bicis y una de ellas tenía un plato de 54 dientes. Los mecánicos se encargaron del trueque y muy posiblemente por ello hubo un final feliz. Como es lógico, no solo el apartado físico ha ocupado gran parte del volumen de trabajo del tándem Ostiz-Etxarri. También al mental se le dedica tanto o más tiempo. «Muy a menudo hablamos de los no estresores de los deportistas. A veces, en nuestras conversaciones de WhatsApp anclábamos un enlace conforme se van acercando las fechas de una prueba que tenemos marcada en rojo para contrarrestar la ansiedad y establecer unas determinadas pautas. Poco móvil, mucho libro en papel, paseos y relaciones con gente que aporte. Para nosotros, minimizar los estresores es clave», avanza Etxarri. Ayuda a la tarea el carácter tranquilo y sosegado de Ostiz. «Leo muchos libros y oigo podcast sobre el tema y procuro rodearme de los que más me apoyan y quieren. Mi madre me dice que no piense en lo negativo, que siempre sea positiva, e Imanol me da un soporte fundamental en tal sentido, sobre todo en momentos malos. Además, si has trabajado bien durante todo el año, nunca hay que dudar, es necesario afrontar los retos con una mentalidad ganadora», apuesta. Etxarri y Ostiz, junto al cartel del puerto de Etxauri, habitual lugar de la ciclista navarra en sus entrenamientos. Jagoba Manterola | FOKU Y LLEGAN LOS TÍTULOS Esa naturaleza competitiva se plasmó con toda su identidad en la cita mundialista. Tras una jornada mermada por la presencia del periodo menstrual, colgarse la plata en la modalidad de contrarreloj, aún siendo un enorme resultado y valorarlo como tal, no terminó de llenarle en absoluto. Se tomó cumplida revancha cuatro días después, en la carrera en ruta. No podía fallar, se había preparado durante todo el año para ese momento y sabía lo que tenía que hacer. Tras vivir la experiencia de la crudeza del recorrido durante la crono, tenía claro que tan importante como estar en el grupo de las favoritas era reservar energías de cara al duro final. Y el plan le salió redondo, no sin la inestimable ayuda de su equipo. «Analizamos cada detalle de la ruta y dónde podíamos guardar fuerzas, porque lo iba a pasar muy mal si no conseguía un oro en el Mundial. Al final se dio y pude ganar. Sé que mucha gente pensó que lo hice muy fácil, pero detrás hubo una gran cantidad de trabajo, después de que tuviera que superar una lesión en marzo. Muy orgullosa y feliz porque creo que lo hice de cien», describe Ostiz. Esa alegría se convirtió al final en un torrente de lágrimas compartidas con sus compañeras de selección, que se volcaron en trabajar para que la ciclista iruindarra culminase la faena. «Sin un equipo detrás que te respalde es imposible ser campeona del mundo, y mucho menos en este deporte. Las medallas han sido fruto del trabajo de ellas», asume. Sin olvidarse de la gran labor de recuperación física que realizó con ella Juan Carlos Escámez, quien fuese fisioterapetua en la etapa profesional del actual seleccionador, Alejandro Valverde, «un gran profesional, que me aportó mucha tranquilidad durante las sesiones de masaje y me aseguró que al día siguiente iba a ganar». Y de la importante inversión realizada tanto por la Federación Española como por Movistar en lo referente al material utilizado y la alimentación. «Dispusimos de un buzo de crono espectacular, la mejor bici de ruta y un casco testado en pruebas aerodinámicas», resalta. Junto a ello, las palabras de elogio del propio “Bala”, todo un referente para Ostiz durante su formación ciclista, seguramente porque ambos guardan ciertas similitudes en su forma de correr. Paula Ostiz posa con sus cuatro medallas y su bicicleta en Sanduzelai, el barrio iruindarra donde reside. Jagoba Manterola | FOKU ESTRENO PARA ÁFRICA Fue además un triunfo inédito por tratarse de la primera vez que la competición mundialista se disputaba en tierras africanas, con Kigali como escenario principal para una modalidad deportiva que sigue creciendo en Ruanda -su Tour comenzó a disputarse en categoría profesional a partir de 2009- y que continúa dando pasos hacia su globalización. Aunque la realidad no siempre es tan ideal como se pretende trasladar, algo que Ostiz pudo comprobar in situ. «En la tele todo parece bonito pero, cuando íbamos a entrenar, teníamos un montón de niños que venían corriendo hacia nosotras buscando un botellín o una barrita, porque no tenían ni para comer. Cuando vives situaciones como estas, en las que ves muy de cerca la miseria, te das cuenta de lo privilegiada que eres», señala. Su victoriosa participación en dicho Munidal sirvió, de paso, para alcanzar un punto de forma tan elevado que ya no tuvo rival en los Europeos que se disputaron apenas una semana más tarde. Hasta tal punto que protagonizó algo hasta entonces nunca visto: doblete áureo tanto en la crono como en línea. Una marca histórica que contó con la importante colaboración del equipo, pero en especial de Irati Aranguren, «a quien no le importó sacrificarse trabajando para mí, olvidándose de poder optar a un buen puesto, porque estaba en un gran momento de forma», recalca Ostiz, y también de la seleccionadora española, Gema Pascual, «con la que hubo una conexión cien por cien y total disponibilidad desde que comenzamos a hablar en junio», pone el acento Etxarri. Ostiz admite que ello coincidió «con un subidón de forma, fruto también del trabajo en altura que realicé en agosto. Igualmente me sirvió para comprobar que a la segunda semana y media o tres semanas mi rendimiento va en aumento. Lo cierto es que me sentía espectacular». Importantes triunfos que los ha disfrutado «con mi familia y la gente de mi entorno», y que no le han hecho perder la perspectiva. «Desde pequeña, mis padres siempre me han inculcado tener los pies en el suelo, ocurriese lo que ocurriese. Es cierto que mucha gente se ha volcado conmigo a raíz de lo que ha sucedido, pero creo que soy una persona humilde y quiero seguir siendo así», considera. Ello no le impide ponerle «un 10» al balance que realiza de la histórica temporada que ha vivido. «Tengo que estar feliz de haber conseguido lo que me he propuesto y, sobre todo, de haberlo asimilado muy bien y disfrutar de cada proceso. Tener tranquilidad en las carreras, sabiendo que dispongo de una persona como Imanol que me va a ayudar casi al instante, es algo fundamental. Si tienes nervios o intranquilidad, las cosas no funcionan porque se cometen errores», insiste. Para Etxarri, lo ocurrido en este 2025 «es más de lo que te puedes plantear; sabíamos que ella estaba bien y lo ha reflejado con resultados». SALTO AL PROFESIONALISMO Mientras observamos desde nuestra atalaya de cristal del local hostelero cómo las sombras de la noche comienzan a ganar terreno sobre los tonos amarillos de los viñedos que inundan la vega del río Arga, seguimos charlando sobre el paso al profesionalismo dado por la corredora de Sanduzelai. Fue a partir de septiembre cuando comenzó a competir en esa categoría -su contrato con Movistar se inició el 1 de agosto-, momento en el que comenzó a darse cuenta «de dónde está mi nivel, tengo que progresar una barbaridad. Ahora dispongo de tres años para ir dando pasos poco a poco. Sé cuál es mi rol, ayudar y aportar lo máximo al equipo. Que nadie piense que ya estoy preparada para correr un Tour», confiesa. Coincide Etxarri en que «no hay que tener ninguna prisa, Paula tiene que seguir trabajando día a día, manteniendo su excepcional ética de trabajo, encontrar algo así en una joven de 18 años es algo excepcional. Ahora bien, las superestrellas están en otra dimensión. En todas las carreras en las que Paula ha abierto gas, han acabado reventándola, y así te das cuenta del nivel real. Podemos hablar de ciencia, datos, entrenamiento y nutrición, que son aspectos muy importantes, pero sin olvidarnos de que tratamos con gente muy joven, con sus características propias, que debemos respetar». Con su salto a la máxima categoría y en función de cómo discurra su crecimiento entre las profesionales, está por ver si Ostiz va a conservar su condición de clasicómana o incluso puede optar a pruebas de varias semanas. «Lo he hablado mucho con Imanol, ahora mismo soy una corredora para un día, para una vuelta creo que todavía no estoy capacitada, hay que ser realista y tengo que trabajar mucho. Los puertos largos se me atragantan y debo ir trabajando en ello», refleja la iruindarra. Etxarri apostilla que la corredora «no tiene ni la durabilidad entrenada para grandes vueltas, ni sabemos cómo va a ser su recuperación en días consecutivos. Creo que en carreras de un día puede tener un rendimiento óptimo, pero no pensemos que va a arrasar. Hay que dejarle muy tranquila porque lo contrario podría ser contraproducente». Y entre las grandes ilusiones futuras de la ciclista navarra destaca especialmente sumar a su palmarés una medalla olímpica, algo a lo que podría optar, por su edad y si continúa a su gran nivel en profesionales, en los próximo Juegos de Los Ángeles, que se celebrarán entre los días 14 y 30 de julio de 2028. «Siempre hay que soñar a lo grande. Es un acontecimiento en el que se dan cita los mejores deportistas del mundo. Estar ahí sería un recuerdo para toda la vida y optar a una medalla, algo increíble. Pero, para ello, hay que trabajar mucho y prepararse muy bien», avanza la corredora de Sanduzelai. Después de haber estado entrenando en la zona de Calpe y concentrarse con Movistar a primeros de este mes en tierras alicantinas, las intenciones de la ciclista de Sanduzelai son también prepararse en las Islas Canarias, buscando temperaturas cálidas de cara a poder aclimitarse para la que será su primera gran prueba del calendario UCI Women, el Tour Down Under australiano, que se disputará entre los días 17 y 19 de enero, fechas veraniegas por aquellas latitudes y donde se espera que el mercurio supere la treintena de grados. «Quiero adaptarme, poco a poco, a aquella zona de calor, a diferencia de las temperaturas más frías que tenemos por aquí», explica Ostiz. El tándem Ostiz-Etxarri, relatando sus vivencias en el Mundial y el Europeo. Es el trabajo conjunto que han venido realizando hasta el momento, cuyos frutos se han materializado en importantes éxitos. Jagoba Manterola | FOKU PENURIAS DOMÉSTICAS Será una experiencia muy novedosa para ella, viendo recompensado el esfuerzo realizado tanto tiempo atrás, que no ha estado exento de muchos sacrificios propios y de su entorno más cercano. No en vano, procede de una familia que, como ella misma reconoce, ha pasado por penurias económicas, con su madre realizando trabajos extra para poder sacar adelante a la familia. Todo ello le ha hecho ser más fuerte, valorar lo que tiene y ser una luchadora innata para intentar alcanzar las metas que persigue. «Provengo de una familia muy humilde, es duro ver que no tienes dinero para pagar el alquiler o incluso comprar comida, pero eso también me ha hecho más fuerte», refrenda. Ahora, con la estabilidad económica que le da su contrato profesional para tres campañas, podrá devolver todo el apoyo casero recibido. «Es el momento de agradecerles todo lo que me han ayudado desde pequeña, ahora estamos bien, contentos y felices», corrobora. Y dentro de ese estado de ánimo positivo, Ostiz tiene claro que hay que prepararse más allá del aspecto deportivo. Este año compatibiliza la práctica ciclista con sus estudios online de Emergencias Sanitarias. «Mientras que por las mañanas entreno, por las tardes estudio y hago trabajos. Veía complicado, por la falta de tiempo, sacar adelante el bachillerato y estoy haciendo un grado, que además me permite desconectar un poco de la bici». Ambas cuestiones -pedalear y libros- le ocupan gran parte de su tiempo, y el restante lo suele emplear «en estar tranquila en mi casa». Un sosiego que, sin duda, cada vez va a valorar más. Sus éxitos le alejan del anonimato en el que hasta ahora ha vivido y ello quedó patente a la finalización de la entrevista, cuando fue reconocida por uno de los vecinos de Etxauri y obsequiada con una bolsa de nueces recién recogidas. A cambio, un selfie que ratifica el carácter afable y cercano de una ciclista que, con paciencia, está llamada a dar grandes alegrías. «El soporte recibido durante estos últimos cuatro años ha sido increíble, pudiendo disfrutar al máximo del proceso, a la vez que lográbamos el sueño de ser profesional» «Ahora dispongo de tres años para ir dando pasos poco a poco. Sé cuál es mi rol, ayudar y aportar lo máximo al equipo. Que nadie piense que ya estoy preparada para correr un Tour» «Desde pequeña, mis padres siempre me han inculcado tener los pies en el suelo, ocurriese lo que ocurriese. Es cierto que mucha gente se ha volcado conmigo a raíz de lo que ha sucedido, pero creo que soy una persona humilde y quiero seguir siendo así»