Raimundo Fitero
DE REOJO

Regalos

A unos les regalan pistolas y a otros cargos orgánicos en un partido sin que se sepa exactamente para qué sirve. Hay más regalos curiosos que ocupan cada día millones de bits en todos los circuitos comerciales virtuales. El regalo forma parte de una forma de entender las relaciones entre los seres humanos. Un signo del consumo o de la amistad. Pero que un padre regale a su hijo por su veintiún cumpleaños una pistola es un síntoma más de una enfermedad grave que corroe a la sociedad norteamericana que se reviste en esa bandera de barras y estrellas.

Dylan Roof es un criminal blanco que llegó a una iglesia anglicana con la pistola regalada con una misión muy clara: “matar negros”. Los casos de racismo criminal en USA empieza a ser algo demasiado cotidiano como para resolverlo con dos discursos. Que el presidente Obama sea negro no ha servido mucho más que para aumentar el odio. Las violentas actuaciones policiales en todos los estados y ciudades contra la población afroamericana son tan habituales que solamente pueden ser consecuencia del propio entrenamiento técnico e ideológico.

A Javier Maroto, Rajoy le ha nombrado “vicesecretario sectorial” del PP, algo que ni el propio Mariano sabía verbalizar en rueda de prensa y mucho menos comprender cuáles serán sus funciones. Ya se lo digo yo, es para darle un cargo, para compensarle por el disgusto de perder la alcaldía de Gasteiz. No tiene más sentido. Ni más recorrido. Los cambios en el PP son una broma mariana de baja intensidad. Nos deja un supuesto regalo al privarnos de la presencia constante de Carlos Floriano y González Pons, dos malos cómicos de bar de carretera. Esperemos que los nuevos tengan ese mismo nivel de comunicación tan propenso al disparate que nos hacen la crónica diaria más llevadera.