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ONG israelíes denuncian torturas a detenidos palestinos en prisión

Las organizaciones de defensa de derechos humanos israelíes B'Tselem y Hamoked denunciaron el maltrato sistemático que sufren los detenidos palestinos durante los interrogatorios en la prisión de Shikma. Según el informe presentado ayer, el Shin Bet recurrió especialmente a la privación de sueño durante largos períodos, a atar a los detenidos de pies y manos a sillas durante horas, además de exponerles a temperaturas extremas, entre otras torturas.

Las ONG israelíes Hamoked y B’Tselem denunciaron en un extenso informe basado en el testimonio de 116 palestinos la comisión por parte de agentes de la Inteligencia israelí de abusos y torturas sistemáticas a presos palestinos en la cárcel de Shikma. Tales prácticas, subrayó Noga Kadma, una de las autoras del estudio, tienen como objetivo ««romper los cuerpos y mentes de los detenidos».

Entre los 116 detenidos que relataron las sesiones de interrogatorio a manos de la Agencia de Seguridad de Israel, el servicio de Inteligencia interior, también conocido como Shabak o Shin Bet, había tres menores.

«Las celdas son estrechas, sin ventanas, ni iluminación ni ventilación natural. Hay luz eléctrica encendida las 24 horas, un colchón en el suelo y un retrete que es un agujero. Los presos las describen como sucias, polvorientas, húmedas, sin ventilación, asquerosas y muy frías, y afirman que les dan abrigo insuficiente y acceso limitado a duchas, ropa y toallas», resaltó la investigadora de B´Tselem.

Según el informe, la mayoría de los presos permanecen en aislamiento, algunos no ven a un ser humano durante días y muchos no tienen acceso a un abogado durante semanas o meses, y sufren dolores de cabeza constantes, fiebre, infecciones y problemas en la piel. Catorce detenidos describieron violencia física, como puñetazos en la cara durante los interrogatorios –a veces ininterrumpidos durante más de 24 horas– y un tercio aseguró haber sufrido golpes antes de llegar a la prisión.

Los detenidos relataron que permanecieron «atados, a veces de pies y manos, sentados en sillas diseñadas para provocar incomodidad y dolor (como una con cinco patas, la quinta en el centro y más larga que las demás para causar inestabilidad constante), sufrieron amenazas hacia ellos y sus familiares, gritos en el oído, escupitajos, comentarios vulgares y sexuales», destacó Kadman. Aseguró que estos testimonios coinciden con lo que ocurre en otras prisiones, en las que también les impiden dormir y describió la comida como «incomible, sucia, a veces medio cruda o podrida».

Ariel Shenkar, abogado de Hamoked, lamentó la falta de voluntad para abordar este «problema sistemático» y que las pocas investigaciones que se abren son «lentas, no efectivas y examinan solo a casos individuales que partan de denuncias de los detenidos».

El periodista en huelga de hambre, en riesgo de morir

La abogada del Comité para Asuntos de los Prisioneros Palestinos Hiba Masalha advirtió de que el periodista encarcelado Muhammad al-Qiq, en huelga de hambre desde hace 92, está al borde de la muerte. En declaraciones a la agencia de noticias palestina Ma´an informó que sufre rigidez muscular y retortijones, además de presentar problemas de vista, disminución del ritmo cardíaco y pérdida del habla.

Los médicos del Centro HaEmek, en Afula, añadió, temían ayer un desenlace fatal debido al grave deterioro físico. «Si en el mejor de los casos logra sobrevivir, la recuperación no será completa, porque sufre daños irreversibles», subrayó Masalha. Tildó de «irresponsable» la postura del Gobierno israelí en cuanto a la gestión de esta huelga de hambre, lo que, resaltó, demuestra que «el Estado israelí no valora la vida humana». Al-Qiq, periodista de 33 años, comenzó su protesta para denunciar el trato inhumano en prisión y la detención administrativa.GARA