Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «O los tres o ninguno»

Una crónica amable desde un exilio anhelado

En este su debut como cineasta, el cómico del Estado francés Kheiron ha querido seguir la estela de Roberto Benigni en su planteamiento de abordar un drama desde una óptica cómica y abiertamente vitalista. Benigni lo logró en buena parte del metraje de su recordada “La vida es bella” y con ello nos recordaba lo difícil que resulta llevar a cabo un planteamiento de semejante ambición creativa y lo catastrófico que puede resultar si el resultado no se corresponde con lo que se quiere plasmar en imágenes.

Kheiron ha dividido en dos partes una ópera prima de muy irregular resultado Y en la que destaca, sobre todo, una primera mitad en la que acierta a la hora de servirse del humor negro para tratar temas tan complejos y terribles como la represión política que sacudió Irán tras la caída del sha Reza Pahlevi y la ascensión al poder del ayatolá Jomeini. En este complejo territorio el autor se aplica con esmero a la hora de subvertir las normas de lo prestablecido y dibuja con acierto la base que inspira el filme, el viaje que emprendieron sus padres al estado francés en su intento por dejar atrás la dictadura de Jomeini.

Por contra, la segunda parte se escuda en la típica excusa argumental de lo difícil que resulta amoldarse a un nuevo modelo cultural. Es en esta parte en la que Kheiron muestra más abiertamente sus limitaciones y sus dudas, ya que aboga por un discurso ternurista, calmado y a ratos excesivamente sensiblero a la hora de abordar el choque frontal con un nuevo modelo de vida, lo cual difumina las saludables intenciones expuestas al comienzo.

No cabe duda de que el filme “O los tres o ninguno” incluye elementos suficientes como para merecer un visionado, sobre todo en estos tiempos de locura en los que la palabra inmigrante –en su vertiente de refugiado político– incluye tantos sinónimos relacionados con el mal y el olvido.