La parrilla programática de los canales generalistas comerciales de titularidad privada son la consecuencia de unas decisiones tomadas en las partes nobles de sus estructuras en la que deben buscar el máximo número de telespectadores al coste más bajo. Todos los movimientos tácticos forman parte de una estrategia global, en ocasiones de largo recorrido porque al final se debe contabilizar los más y los menos hasta llegar al resultado contable definitivo que es el que cuenta.

El pasado martes se vivió uno de esos momentos donde la batalla se planteó a campo abierto. Dejando a un lado la incalificable TVE, especialmente en su parte de hedionda manipulación informativa que dejó lo de Panamá ocultado bajo esa reiteración fantasiosa de los dineros de Venezuela y miembros de Podemos y los otros entes institucionales locales que no juegan en la misma liga, todos los canales acomodaron su parrilla para poder competir. Antena 3 logró un récord de audiencia en lo que va de año con el partido de la Champions. Nada más terminar, sin repeticiones de goles ni cortes publicitarios metió “Allí abajo”, cambiada de día para hacerla más competitiva y para defenderse Telecinco colocó la nueva temporada de “La que se avecina” y La Sexta estrenó “Pekín Express”. El resultado es para estudiarlo. El supuesto arrastre de audiencia de un récord, más de ocho millones del fútbol se quedaron en algo más de tres millones para ver a vascos y andaluces en sus tópicos y fue comido por la siempre eficaz serie del vecindario extravagante de Telecinco que le sacó casi dos millones de diferencia. El resto de programas se repartieron las audiencias restantes, sin más que mencionar, por lo que los responsables de programación de las cadenas andan planteando nuevas tácticas para recuperar o mantener audiencias.