Ingo NIEBEL
Colonia

El Gobierno alemán inicia la reforma de sus servicios secretos

Sin mayores explicaciones el Gobierno alemán ha nombrado un nuevo presidente para su Servicio Federal de Inteligencia (BND), en medio de una reforma más profunda y amplia de sus servicios de inteligencia para adaptarla a su nueva política exterior.

No sorprende la dimisión del presidente del BND, Gerhard Schindler, pero sí el momento y que el Ejecutivo de la canciller Angela Merkel (CDU) no lo haya explicado. Por eso, los medios de habla alemana especulan sobre las razones de este cambio en la principal agencia de espionaje. Unos apuntan a la salud tocada del exparacaidista de 63 años, mientras que el canal alemán de Russia Today apunta a que la hermana de Schindler y su marido militan en la derechista Alternativa para Alemania (AfD). Entre estas dos hipotéticas causas se encuentran también explicaciones más simples cómo la falta de control sobre aquellas estructuras del BND que han colaborado con la estadounidense Agencia Nacional de Seguridad (NSA) en el espionaje electrónico a socios europeos, por ejemplo. Schindler llegó a su puesto en 2012 cuando su partido, el Partido Liberaldemocrático (FDP), aún estaba en el bipartito con la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel. «Sin riesgo, no hay diversión», comentó entonces el exmilitar de élite su nuevo destino frente al BND, un servicio secreto de 6.000 empleados, militares y civiles. Poco después auguró el fin del presidente sirio, Bashar al Assad, que sigue en el poder a pesar de la intervención del BND. En diciembre de 2015 Schindler volvió a llamar la atención cuando publicó un informe muy crítico de su servicio sobre el principal comprador de armas alemanas y aliado en la zona, Arabia Saudí.

Le sucede Bruno Kahl, hasta ahora director general en el Ministerio Federal de Hacienda de Wolfgang Schäuble, y hombre de confianza de este último. Trabajan juntos desde que Schäuble era ministro de Interior. Que Kahl, jurista de 53 años, dirija ahora el BND se explica porque Merkel, con el consentimiento de su socio, el Partido Socialdemócrata (SPD), está reformando toda la comunidad de Inteligencia alemana. En la actual fase también el BND necesita un letrado que sepa adaptar la forma de trabajo de un servicio secreto a las nuevas exigencias políticas y a la legalidad vigente.

Problemas legales

Es una tarea nada fácil porque esta semana el Tribunal Constitucional ha declarado anticonstitucional la Ley sobre la Oficina Federal Criminal (BKA). Los máximos jueces han sentenciado que ante todo las competencias de espiar en viviendas privadas vulneran la legalidad vigente. Sin embargo, la CDU y especialmente su ministro federal de Interior, Thomas de Maizière, quieren convertir a la BKA en una FBI a la alemana. Pero este proyecto se les hace complicado, no solo por el fallo del Constitucional, sino también porque la uniformada Policía Federal se opuso a su proyectada fusión con la BKA. Paralelamente, y como consecuencia del escándalo del espionaje de la NSA, la Cancillería, a la cual está adscrito el BND, elaboró una propuesta que limitaría radicalmente el margen de maniobra de su servicio secreto. A ello no solo se ha opuesto Schindler, sino también el propio Schäuble. Este tiene ahora a su hombre en la dirección, que sabrá cómo encontrar un compromiso conforme a la Ley entre lo políticamente deseable y lo operativamente necesario.

Además, el BND tendrá que cerrar filas con las Fuerzas Armadas que acaban de dotarse de una nueva estructura militar, dedicada exclusivamente a la guerra cibernética. La CDU quiere cambiar la Ley Fundamental para poder emplear al Ejército como policía auxiliar en el interior. Otra reforma legal afectará al Centro Común Anti-Terrorista (GTAZ), que coordina a 40 agencias secretas, policiales y civiles, por carencias jurídicas. En ello, el BND tiene un papel importante, sobre todo cuando haya finalizado su traslado desde Baviera a la capital en 2017.