Mikel ZUBIMENDI
DONOSTIA

Sanders obliga a Clinton a una batalla con dos frentes abiertos

Las primarias de Virginia Occidental han dado otro triunfo a Sanders, mostrando a una Clinton vulnerable obligada a desgastarse en dos frentes y a girar a la izquierda. Trump, se centra en Clinton, pero no cierra aún la batalla interna de las rebeliones en su partido.

Camino de Oregón, el estado de Virginia Occidental situado en la zona de los Apalaches ha dado otra buena noticia a Bernie Sanders. Este estado de amplia población de clase trabajadora blanca, bastante empobrecida tras la crisis de la minería del carbón, ha dado también un toque de atención a una Hillary Clinton, que ha mostrado su vulnerabilidad.

Por de pronto, esta se verá forzada a continuar en una costosa batalla en dos frentes que puede distraerle en beneficio de Donald Trump. Tendrá que seguir aplicándose en la carrera contra Sanders hasta asegurarse matemáticamente la nominación demócrata y golpeando a Trump en unas elecciones presidenciales ya lanzadas, aunque no oficialmente.

Cierto es que Hillary Clinton dispone de una ventaja prácticamente insuperable para un Sanders que, con el sistema proporcional de reparto de delegados, no consigue acortar distancias considerables. No obstante, con su anuncio de no abandonar la carrera y de disputar todos los votos hasta la Convención Demócrata de julio en Filadelfia, está consiguiendo marcar la pauta de la conversación política y dar un giro a la izquierda en las propuestas programáticas de los demócratas.

Además, Clinton ha mostrado otro punto débil: pincha en los estados de clase trabajadora blanca golpeados por la crisis. Virginia Occidental ha sido otro ejemplo. Pero aún más preocupante para ella es que los sondeos en estados claves como Ohio –que en las últimas diez elecciones ha votado por el candidato ganador de las presidenciales– y Pensilvania arrojan unas previsiones de empate frente a un Trump que está mejorando sus niveles de impopularidad, cogiendo otro tono y visibilidad en sectores que históricamente nunca han votado republicano.

Marco tóxico para el debate

Una de las obsesiones de Sanders es la de dar nivel al debate político, dotarlo de posicionamientos claros y de una radicalidad refundadora. Y es que el veterano socialista es consciente, como muchos analistas políticos en EEUU, de que el combate entre Clinton y Trump va a estar lleno de golpes bajos y de bajas pasiones, que van a explotar lo que más odian los votantes del contrincante, centrándose en la personalidad y el temperamento del otro en un marco tóxico con candidatos extremadamente negativizados.

Es difícil determinar hasta qué punto el éxito y la capacidad de resistencia de Sanders se debe a su propuesta de revolución política o a el hecho de que su contrincante sea Hillary Clinton, un exponente del «corrupto sistema político». Con todo, el gobernador de Vermont anuncia batalla en Oregón, Kentucky, en los dos Dakotas –sus perspectivas no son malas– y, sobre todo, en el gigante y trascendental estado de California, donde sigue por detrás de su contrincante.

Utilizando el símil futbolístico, Sanders plantea ya que un partido entre él y Trump es más fácil de ser ganado por los demócratas que otro entre Clinton y Trump. Por ahora solo tiene abierto un frente, el de Clinton, y no piensa cerrarlo sin dar guerra hasta el último suspiro.

 

Trump reivindica su mandato para seguir siendo un provocador

Ni el anuncio de rebelión que, en medio de las primarias republicanas, soltó como un bombazo el «speaker» o presidente de la Cámara de Representantes, el tercero de mayor rango, después del presidente y el vicepresidente, el congresista republicano por el estado de Wisconsin, Paul Ryan, ni las innumerables voces del Partido Republicano que piden a Trump un mayor esfuerzo para unir al «Grand Old Party» parecen que vayan a ser atendidas por Donald Trump.

Sus convicciones permanecen inamovibles. Sigue y anuncia que seguirá siendo un «outsider» populista sin pelos en la lengua y no un candidato de aparato tradicional, más apacible e inclusivo como le ha pedido el partido. Su mensaje, su tono y sus ideas, que generan más pasión que cualquier otro candidato republicano, no se tocan. Y no esconde su argumento, que es muy claro: «Tengo un mandato para ello».

Y es que los datos, son los datos: con la mayor participación en las primarias republicanas registrada nunca, ha eliminado a 16 rivales y lleva camino de convertirse en el nominado que más votos a conseguido en la historia.M.Z.