El Ejército turco dio ayer orden para imponer otro toque de queda en la provincia de Diyarbakir, en Kurdistán, antes de iniciar una nueva operación militar que se suma a las que lleva a cabo hace meses en varias ciudades kurdas y han dejado cientos de muertos.

Según la oficina del gobernador de la provincia, el toque de queda comenzó a las 9.30 de hoy en una decena de zonas de la localidad de Lice, donde asegura que permanecen activos «varios altos responsables» del PKK.

La decisión tiene lugar un día después de que las fuerzas de seguridad turcas dieran por terminadas las operaciones en las ciudades de Nusaybin y Sirnak, donde en los últimos tres meses han muerto más de un millar de personas que Ankara identifica como milicianos del PKK, pero muchas de las cuales, según organizaciones kurdas, son jóvenes de las denominadas YPS –Unidades de Protección Civil– y víctimas civiles de las operaciones que han arrasado varias zonas urbanas.

Precisamente, la agencia de noticias Dicle News dio cuenta de una matanza en Nusaybin, donde las fuerzas turcas bombardearon varios barios a pesar de que las YPS anunciaron que habían dejado el lugar y algunos de sus miembros se entregaron. Según la agencia, las fuerzas turcas mataron al menos a 20 personas y quemaron sus cuerpos en el barrio de Yeni Mahalle, durante la noche del pasado 31 de mayo.

El copresidente del partido prokurdo HDP, Selahattin Demirtas y varios electos kurdos se reunieron con representantes del Secretariado del Consejo de Derechos Humanos de la ONU para reclamar que actúe ante las masacres en Kurdistán norte.