.ihane LARRETXEA
IRUN

Ambas orillas del Bidasoa confluyen por el derecho a decidir

En sendas marchas que partieron desde Hondarribia, Hendaia e Irun, cientos de personas que habitan a ambos lados del Bidasoa reclamaron juntas su derecho a decidir su futuro. A instancias de Gure Esku Dago, unas 1.500 personas secundaron Eskuen Eguna, conscientes, eso sí, del largo camino que queda por recorrer. Pero hay ganas e ilusión. La portavoz Zelai Nikolas avisó de que «el trabajo no nos asusta» e invitó a que «quien nos ve de lejos se acerque».

Las aguas de ambas orillas del Bidasoa se convirtieron ayer en una sola. Remando en la misma dirección, la de materializar el derecho del pueblo a elegir su futuro, tres marchas emprendieron el camino desde puntos diversos para reencontrarse horas después en el centro de Irun, sumándose así al Eskuen Eguna que había organizado Gure Esku Dago.

Las más tempraneras partieron a las 10.00 de la mañana: una desde Hondarribia, desde el paseo Butron; la otra desde Hendaia. La gran mayoría iban ataviados con la característica camiseta de color naranja, sí, pero sobre todo pertrechados con la sonrisa que generaba saber que poco a poco la bola de nieve se va haciendo más grande. La tercera y última marcha partió desde la misma localidad de Irun, desde el barrio de Landetxa. En total, según datos que manejó Gure Esku Dago, esta jornada festivo-reivindicativa fue secundada por unas 1.500 personas.

En la céntrica plaza aguardaban decenas de personas, que recibieron a quienes llegaron a pie entre fuertes aplausos. Los flashes de las cámaras apuntaban a la gran urna de madera que transportaban varias jóvenes y donde personas de Hondarribia, Irun y Hendaia depositaron en un gesto simbólico un montón de votos. Bidasoa quiere decidir y va haciendo camino.

Todos los asistentes formaron un grupo compacto para la gran «foto de familia» que Gure Esku Dago capturó. Era Eskuen Eguna, y conforme a su nombre, todos los brazos en alto se agitaron al viento.

Un buen comienzo

Desde el característico kiosko que se erige en mitad de la plaza, la marea que partió desde Hendaia corroboró su compromiso con el objetivo. «No podía ser de otra forma», resaltaron, y consideraron que ausentarse no proyectaría «que somos un solo pueblo». También aludieron a «una nueva era en Ipar Euskal Herria», citando la colectividad territorial ya aprobada.

Desde el mismo escenario, Zelai Nikolas, coportavoz de Gure Esku Dago, se mostró muy satisfecha con la respuesta de la ciudadanía. Reconoció que aún queda largo camino por recorrer, pero añadió que están en la buena senda y que «el trabajo no nos asusta».

También puso en valor la unión entre diferentes. «La ciudadanía, tenga una opinión u otra, sean jóvenes o mayores, tenemos qué aportar […], porque el derecho a decidir no es un asunto de abertzales, sino la base democrática de la ciudadanía que queremos convivir unidos», afirmó. Por eso, invitó «a las personas que nos ven de lejos» a que «se acerquen».

Y como si de una premonición se tratara, en la charla posterior que GARA mantuvo con Nikolas, dos mujeres de avanzada edad preguntaron qué era aquel «jaleo». Ninguna de ellas mostró tener voluntad de apoyar la iniciativa, aunque los pequeños matices marcaron grandes diferencias. Una de ellas citaba el escaso carácter democrático del Estado español en comparación con el resto de países europeos, mientras su amiga afirmaba que la democracia «es votar cada cuatro años. Ya tenemos libertad para elegir». No hubo consenso, pero si diálogo, y ese es el mejor de los inicios, según apuntó Nikolas.