Beñat Zarrabeitia

UN SUECO EN KIBERA

Guidetti no es un futbolista cualquiera. Además de un talentoso delantero, le acompaña una fascinante historia personal. Nacido el 15 de abril de 1992 en Estocolmo, pertenece a una familia de origen diverso. Su bisabuela era brasileña y su abuelo italiano. Su padre Mike fue un jugador de rugby que ejercía como profesor cuando en 1995 fue designado director de una escuela sueca en Nairobi, la capital de Kenia. Junto a su esposa Susanne y sus hijos John y Carmen, se trasladó al país africano. Una primera y breve experiencia que dejó prendados a los Guidetti. Tras retornar a Escandinavia, el pequeño Guidetti entró a formar parte del Brommapojkarna, una de las academias futbolísticas más importantes de Suecia. Sin embargo, la nostalgia por lo vivido en Kenia provocó que su familia retornase a África en 2002.

Allí, el contraste con Estocolmo era brutal, las condiciones sociales y económicas mostraban la cara más desgarradora de la desigualdad. Hecho que no fue obstáculo para que John Guidetti desarrollase su gran pasión: Jugar a fútbol. Lo hacía con niños keniatas, llamando poderosamente la atención, debido a su aspecto físico –era el único blanco y rubio– y también por su calidad. Practicaba su deporte favorito en Kibera, la enorme barriada pobre de Kenia, considerada la segunda más grande de toda África. Tanto que ha llegado a ser descrita como «la mayor favela» del continente. Cerca de un millón de personas viven allí con alrededor de 2.000 habitantes por hectárea.

Pese a las condiciones, Guidetti guarda un magnífico recuerdo de aquella etapa, reconociendo la importancia que tuvo en su desarrollo el poder jugar contra chicos de distintas edades. En una expresión muy gráfica de lo feliz que fue en Kenia, describe a Kibera como «el mejor lugar del mundo».

Su padre convenció al Brommapojkarna para crear el Impala BrommaBoy de Nairobi, equipo que permitió la llegada de material y recursos para los niños de la zona. Fue el primer conjunto de Guidetti en Kenia, que también militó en el Mathare United Academy, el Lig Ndogo y las Black Stars de Kibera. Siempre dio muestras de su liderazgo personal y un gran carácter. En Youtube se puede ver un vídeo con motivo de la visita del equipo keniata del Brommapojkarna a Suecia cuando apenas contaba con 11 años. En el mismo, Guidetti anima, apoya y vive con absoluta intensidad el juego de sus compañeros cuando no puede estar sobre el terreno de juego. Una constante en su carrera, dentro y fuera del campo.

Meses después de aquellas imágenes, regresó definitivamente a Escandinavia reincorporándose a su escuadra de origen. El talento que atesoraba despertó el interés de algunos de los mejores clubes de Europa. Así, Roma, Inter, Lazio, Sampdoria o Ajax intentaron hacerse con sus servicios, pero finalmente fue el Manchester City quien logró convencerle. Su gran valedor fue su compatriota Sven-Goran Eriksson, entrenador de los skyblues en 2008. Su irrupción no pudo ser más esperanzadora, marcó 13 goles en 13 partidos con los juveniles del City, además de anotar un triplete en su encuentro de debut en la Liga de Reservas. Y el año 2010 fue determinante en su carrera, siendo cedido al primer equipo del Brommapojkarna. Con el conjunto sueco sumó tres goles y otras tantas asistencias en apenas ocho encuentros. Rendimiento que provocó que Roberto Mancini, el técnico del City, decidiera llevarse al delantero escandinavo a una gira veraniega por EEUU.

Tras debutar con los citizens en septiembre en un encuentro de Copa de la Liga ante el West Bromwich Albion, el sueco fue nuevamente cedido. En este caso al Burnley, conjunto en el que pasó un mes antes de volver al City. Consciente de las dificultades que entrañaba jugar en el equipo de Manchester, el verano de 2011 buscó un nuevo préstamo. El Twente holandés llegó a anunciar un acuerdo con Guidetti pero la operación no llegó a buen puerto y el asunto acabó en los tribunales. Finalmente, coincidiendo con el cierre del mercado, encontró acomodo en el histórico Feyenoord.

Su estancia en De Kuip estuvo marcada por su acierto realizador, que le granjeó el cariño de una afición que cantaba «mira Messi, tenemos a Guidetti». Anotó un total de 20 tantos, consagrándose como uno de los futbolistas más carismáticos del conjunto de Rotterdam.

La noche de su vigésimo cumpleaños, familiares y amigos le prepararon una cena con posterior fiesta. Una cita que no olvidará nunca. Y es que se tuvo que retirar de la misma al sentirse mal. Al día siguiente, comenzó a vomitar en el entreno y Ronald Koeman le acusó de estar «de resaca». Guidetti contestó que «no he bebido alcohol en mi vida». Todas las alarmas se encendieron después de que el sueco se desmoronase en una bicicleta estática y fuese incapaz de ponerse los pantalones.

Trasladado al hospital, los médicos dieron con un misterioso virus que había atacado a su organismo. Un trozo de pollo en mal estado fue el causante de su estado. La situación se fue complicando después de que los anticuerpos generados por su organismo le afectasen al sistema nervioso. Según los médicos, «sus células fueron masacradas», perdió sensibilidad en las piernas y tuvo que ser completamente depurado. Y a consecuencia de ello su masa muscular descendió de forma considerable.

Guidetti se pasó prácticamente dos años sin jugar, perdiéndose la Eurocopa de 2012, y realizando un silencioso e intenso trabajo de recuperación en Manchester. Muchos le dieron por acabado, pero se volvió a levantar. En enero de 2014, el Stoke le dio la oportunidad de volver a sentirse futbolista en la Premier. Sin embargo, no fue una experiencia especialmente satisfactoria debido a la ausencia de minutos. Al contrario de lo que le sucedió en el Celtic, conjunto en el que renació. 15 goles en 35 partidos y el título de Liga con el conjunto escocés.

Muy popular en su país

Después de las sucesivas cesiones, el Manchester City decidió no renovarle el contrato y a Guidetti no le faltaban pretendientes. Acababa de conquistar el Europeo sub 21 con la selección sueca y se había confirmado como un fenómeno social en su país. El futbolista más conocido tras Zlatan Ibrahimovic. Carismático, capaz de rapear durante la celebración por el entorchado continental, el grupo de música electrónica Badpojken compuso la canción «Johnny G» en su honor. Un tema que alcanzó el número uno de las listas de Suecia el pasado verano.

Su siguiente destino fue el Celta de Berizzo tras llegar un acuerdo por cinco temporadas. Un conjunto en el que le costó arrancar debido al extraordinario rendimiento de Iago Aspas y Nolito. Guidetti no se rindió, aprovechó las ausencias forzadas de sus compañeros y acabó marcando 12 goles en los 37 encuentros que disputó entre Liga y Copa. Un curso extraordinario para los gallegos, que la próxima temporada disputarán competición continental, y en el que Guidetti ha mostrado una gran conexión con los aficionados.

Ahora, el sueco tratará de dejar su impronta también en la Eurocopa, y ante la siempre temible Italia, el país de sus antepasados. Lo hará como siempre lo ha hecho en todos los sitios en los que ha estado, dando muestras de su carácter. Una aportación que trata de realizar también desde su fundación, entidad con la que ha construido escuelas y campos en Kibera y Mathare, dentro de su nexo constante con Kenia. Su vida le ha llevado a tomar consciencia de las desigualdades. Quizá por eso, el pasado mes de octubre organizó una jornada deportiva para niños refugiados en Estocolmo.