M.I.
DESDE ALLÁ

La figura paterna fuera del contexto familiar

El cine venezolano sigue destacando en los festivales internacionales, y más que ningún otro título reciente lo ha hecho “Desde allá”, que ganó el León de Oro a la Mejor Película en la Mostra de Venecia, y en el Festival de La Habana se hizo con el premio a la Mejor Ópera Prima, dando a conocer al joven realizador Lorenzo Vigas, que ha contado con el respaldo como productor y coguionista del mexicano Guillermo Arriaga, antiguo colaborador de Alejandro González Iñárritu.

Pero las crónicas no hablan de influencia mexicana, sino de chilena, y en concreto del cine de Pablo Larrain, aquí representado por su actor predilecto Alfredo Castro. Este da vida a un hombre maduro y solitario, dueño de un laboratorio de prótesis dentales, y que fuera del horario de trabajo se convierte en un “voyeur” cuya obsesión son los adolescentes. Las imágenes sugieren en lugar de mostrar, y así surge el talante observador del protagonista, que no solo mira a los chicos desnudos, ya que también se dedica a seguir a un anciano. Todo ello está relacionado con un trauma en el trato con su padre, a la vez que se convierte en figura paterna para un joven delincuente, al que brinda su protección y al que se sentirá cada vez más unido.