Beñat ZARRABEITIA
POLONIA

La herida de «Kuba»

Jakub Błaszczykowski es uno de los grandes puntales de la selección polaca. No en vano, además de acumular más de una década en el combinado, es uno de los interiores más fiables del continente. En la presente Eurocopa ha marcado dos tantos para su equipo, uno ante Ucrania en la primera fase y otro contra Suiza en el encuentro de octavos. Sin embargo, fuera de los terrenos de juego, su caso encierra una terrible historia personal, también de superación y agradecimiento.

Nacido el 14 de diciembre de 1985 en la pequeña localidad de Truskolasy, una zona industrial de Silesia, cuando apenas tenía 10 años, la vida de ‘Kuba’ –diminutivo de Jakub– cambió para siempre. En setiembre de 1996, presenció junto a su hermano Dawid cómo su padre Zygmund acuchillaba y mataba a su madre Anna.

Desde entonces, crecieron junto a su abuela Felijca Brzeczek, mientras que su progenitor fue condenado a 15 años de prisión. Sus hijos nunca volvieron a tener relación con él, aunque en mayo de 2012 acudieron a su funeral, poco tiempo antes de que Jakub hiciese pública la tragedia. Lo hizo en el contexto de la Eurocopa organizada por Polonia y Ucrania, generando un enorme impacto social y mediático. Y es que la violencia machista, pese al ocultamiento institucional denunciado por Amnistía Internacional en varias ocasiones, es una lacra que afecta de lleno al país centroeuropeo. Según datos de AI, en 2011 un total de 150 mujeres murieron a consecuencia de la violencia machista en Polonia.

En 2015 publicó su biografía junto con la periodista Malgorzata Domagalik. Un relato en el que subraya que hablar de su caso «no es fácil. Pero es algo que no he olvidado y nunca olvidaré. Forma parte de mí. Soy consciente de que tengo una percepción diferente de problemas a causa de lo que he experimentado, pero no culpo a las otras personas. Cada uno sabe lo que siente ante lo que está viviendo».

El fútbol le ha servido como herramienta de superación, siendo su tío Jerzy Brzeczek una figura capital en su trayectoria. Capitán de la selección polaca en los noventa, apenas dos meses después del asesinato, convenció a Kuba para que retomase los entrenamientos con el Rakow Czestochowa local, conjunto desde el que llamó la atención de los técnicos del Gornik Zabrze, uno de los históricos del país. No cuajó y acabó firmando por el KS Czestochowa de tercera.

Su buen rendimiento, 6 tantos en 9 partidos al inicio de la temporada 2004-05, provocó que el Wisla de Cracovia acometiese su contratación. A partir de ahí, su crecimiento resultó imparable. Se consolidó como una de las grandes promesas del fútbol polaco, únicamente una lesión le impidió acudir al Mundial de Alemania en 2006, y despertó el interés de varios clubes de la Bundesliga.

Eclosión en el Dortmund de Klopp

El Borussia Dortmund se hizo con sus servicios por expreso deseo de su entonces entrenador Thomas Doll. Sin embargo, su eclosión definitiva se produjo con Jurgen Klopp en el banquillo del Westfalenstadion, alcanzando unos niveles que le colocaron entre los centrocampistas más productivos de Europa. El juego vertiginoso de los amarillos permitía a Błaszczykowski exponer todas sus virtudes: verticalidad, desborde, gran capacidad para asistir y un poderoso disparo.

La llegada de sus compatriotas Robert Lewandowski y Lukasz Piszczek al equipo en el año 2010 otorgaron otra dimensión a la escuadra de Klopp. Los tres formaron una sociedad casi perfecta, Piszczek y ‘Kuba’ por la banda se entendían a las mil maravillas para facilitar el trabajo del delantero. Los resultados no tardaron en llegar, los borussers se proclamaron campeones de la Bundesliga en 2011 y firmaron el doblete en 2012, superando al todopoderoso Bayern de Múnich.

El cielo estuvo muy cerca para la obra maestra de Klopp, en el mejor curso de Błaszczykowski. La temporada 2012-13, después de dejar al Real Madrid en la cuneta con una exhibición del trío polaco, el Borussia Dortmund se plantó en la final de la Champions League. En un partido disputado en Wembley, el Bayern se tomó cumplida revancha ganando la ‘orejona’ con un tanto de Robben en los últimos minutos.

‘Kuba’ completó un curso espectacular con 14 tantos en 41 choques, siendo una de las grandes referencias de una escuadra que pronto comenzaría a desintegrarse. El poderío económico del gigante bávaro provocó la marcha de Gotze primero, Lewandowski después y finalmente de Mats Hummels hace apenas unas semanas. Al tiempo, el equipo de Dortmund acaba de perder también a Ilkay Gundogan, seducido por el Manchester City de Pep Guardiola.

El futuro del propio Błaszczykowski tampoco está nada claro, ya que la pasada temporada jugó cedido en la Fiorentina, después de que el técnico Thomas Tuchel no le garantizase la titularidad. De nuevo en Alemania, queda por ver si continuará en un conjunto que se ha reforzado con Mikel Merino, Marc Bartra, Sebastian Rudy, Ousmane Dembélé, Emre Mor o Raphael Guerreiro. Una apuesta con la que aspiran derrocar a un Bayern que inicia un nuevo ciclo con Carlo Ancelotti en el banquillo. Mientras se aclara su futuro, ‘Kuba’ intentará seguir aportando en positivo a su selección con la intención de alcanzar un resultado histórico. Su buen papel en la cita de Francia seguro que tiene su peso a corto plazo en su futuro deportivo.

Casado con Agata Gołaszewska, con quien tiene dos hijas, Oliwia y Lena, no pierde ocasión en mostrar su profundo agradecimiento a su abuela. Y cada vez que anota un gol, señala al cielo, recordando a su progenitora. Según confesaba al diario “Die Welt”, «ella me está cuidando. He tenido algunas dificultades en mi vida, pero yo he vencido a todas ellas y creo que es porque mi madre está en algún lugar y me ayuda». Un gesto que espera repetir en la presente Eurocopa para poder guiar a Polonia a su particular cielo futbolístico en un éxito que, sin duda, Błaszczykowski dedicará a su madre Anna. Quién sabe si el 10 de julio...