Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Bella y perdida»

La fábula animal surrealista y el documental etnográfico

El cine de autor europeo tiene un creador singular en Pietro Marcello, que se nutre de la obra de los grandes maestros de los años 60, y así en “Bella e perduta” se puede hallar el rastro de las fábulas animales surrealistas y del documental etnográfico hecho a la manera del Pasolini de “Uccellacci e uccellini” (1965), donde había un cuervo que pronunciaba discursos marxistas y San Francisco dialogaba con los pájaros, mediante oportunos subtítulos que traducían sus cánticos. También hay ecos de la espiritualidad que Robert Bresson trasladó a un pobre y apaleado burro de carga en “Au Hasard Balthasar” (1966). Aquí el actor Elio Germano pone voz a un búfalo a punto de morir, al que su pastor quiere salvar en medio del desastre ambiental que sufre la Campania en Nápoles.

Pietro Marcello es de Caserta y conoce bien la responsabilidad de la Camorra en el abandono conservacionista y cultural, pero su denuncia se aleja del estilo contemporáneo de Matteo Garrone en “Gomorra” (2008), prefiriendo mirar al pasado desde una nostalgia sensible y poética, razón por la que resucita a Pulcinella, el mítico personaje tomado de la Comedia del Arte Italiana y de los bailes de máscaras. Sirve para conectar a los vivos con los muertos, tanto en cuanto el escenario elegido del palacio de Carditello se presta a la presencia de los fantasmas que inundan la decadencia histórica de Italia. Las imágenes de la basura que se apodera del viejo castillo, pasto de los saqueos y de la ignorancia desatada hablan por sí solas.

En ese contexto deprimido Marcello reaviva la lucha de clases, con escenas documentales de protestas populares reprimidas por la policía, como sacadas del túnel del tiempo en lo que la reivindicación al derecho de la tierra para el que la trabaja hacen referencia. Otro segundo pastor será el que deba cuidar del descarriado búfalo Sarchiapone en su camino hacia la Tuscia de los etruscos.