Mikel INSAUSTI
REGRESO A CASA

Recuperación de la memoria histórica más intimista que el maoísmo secuestró

Alo largo de su carrera Zhang Yimou ha hecho muchas películas sobre el tesón del pueblo chino, con personajes capaces de insistir en sus objetivos de una manera obsesiva a través del tiempo. Hasta el título de su nueva realización nos hace pensar en “Camino a casa” (1999), pero aquella historia de amor insistente e irrenunciable estaba protagonizada por una joven Zhang Ziyi, y en cambio para “Regreso a casa” (2014) recupera a una Gong Li, que aparece caracterizada como una mujer envejecida, que aparenta mucho más edad de los cincuenta años que la actriz tiene en la actualidad.

En consecuencia la energía juvenil de la persona que se entrega con entusiasmo a lo que sus sentimientos le dictan hacer, es sustituida por una mirada nostálgica y marchita, marcada por un pasado traumático imposible de superar. La protagonista es una víctima de la historia que le robó su presente y su futuro, cuando las autoridades maoístas se llevaron a su marido para ser sometido a un proceso de reeducación.

Tras diez años de aislamiento y un intento de fuga fallido, el hombre vuelve una vez declarado el fin de la Revolución Cultural, pero ella no le reconoce, y sigue esperando el ansiado regreso. Se alude a un caso de amnesia sicógena, pero la cuestión es que la mujer no deja de acudir a la estación de tren con su cartel, porque para ella el tiempo se detuvo una década atrás y su vida se paralizó para siempre.

Salvo por la hostilidad de la hija bailarina, fiel al partido, Yimou trata de no remarcar en exceso la coyuntura política en que se enmarca la novela original de Yan Geling. Prefiere significar su carga simbólica, pero sobre todo puramente intimista, como si las ideas hubieran secuestrado unos sentimientos que permanecen bloqueados y silenciados.