A pesar de que “Nerve” posee toda la apariencia del futurismo distópico, está hablando al fin y al cabo de una realidad contemporánea, y pertenece de lleno al grueso de las adaptaciones de novelas millonarias para adolescentes. Ahora le toca el turno al “best-seller” homónimo de Jeanne Ryan, que su editorial lo relanza en castellano con una nueva portada que coincide expresamente con el cartel de la película. Esto no quita para que sirva de advertencia sobre los peligros de los adictivos juegos en las redes sociales, más aún cuando mueven apuestas masivas que suman ingentes cantidades de dinero. Es un negocio tan viejo como el mundo, y viene a ser el nuevo circo romano servido por medio de herramientas virtuales.

“Nerve” presenta un juego de la modalidad “truth or dare”, que se sigue en directo por plataformas o aplicaciones del estilo de Periscope o Snapchat. Su práctica divide el universo virtual en dos únicas clases: jugadores y observadores. La comunidad de observadores va subiendo sus apuestas a la vez que pone pruebas cada vez más difíciles de superar para los concursantes, y como se supone que se trata de una actividad clandestina, tales desafíos implican en última instancia un máximo riesgo, que se traduce en morir o ganar.