Iñaki URIARTE
Arquitecto
UNESCO Y EL PATRIMONIO

De Palmira a Portugalete pasando por Mundaka

El autor, recientemente elegido vocal de Cultura de la delegación en Bizkaia del Colegio de Arquitectos Vasco Navarro, con motivo de la tragedia humana y cultural que sucede en Siria, analiza las implicaciones en las que a su juicio UNESCO y en concreto Unesco Etxea deberían posicionarse.

Hace hoy un año, el 18 de agosto de 2015 junto al museo de Palmira (Tadmor en árabe) el profesor sirio Jaled (Khaled) Al Asaad prestigiosísimo antropólogo e investigador de 82 años y director de arqueología entre 1963 y 2003, fue irracionalmente decapitado por el Estado Islámico. Trabajó para que la humanidad conociera y se aproximara una de las más primitivas y ricas civilizaciones de la historia.

Palmira en el desierto de Siria fue en los siglos I y II d.C. una histórica capital política y comercial, lugar de encuentro de las caravanas en la Ruta de la Seda y uno de los centros culturales más importantes del mundo antiguo. Declarada Patrimonio Mundial en 1980 sus ruinas eran una de las principales atracciones turísticas del país árabe y de la región lo que motivó que sus habitantes custodiaran sus ruinas por autoestima y como recurso económico.

Su muerte conmovió particularmente a las personas que en el mundo nos interesa e implicamos en la difusión, defensa y correcta transmisión de la enorme riqueza cultura que ha creado el ser humano a lo largo de la historia.

UNESCO tiene entre sus misiones hacer progresar y difundir el saber «velando por la conservación y la protección del patrimonio universal de libros, obras de arte y monumentos de interés histórico o científico, y recomendando a las naciones interesadas las convenciones internacionales que sean necesarias para tal fin». Como homenaje a este mártir de la cultura debería instaurar un premio internacional que meritase las acciones de elevado rango de ejemplaridad que personas, profesionales o asociaciones, realizan en el ámbito del patrimonio en beneficio de la humanidad.

Puente Transbordador de Portugalete. El pasado 28 de julio fue el 123 aniversario de la inauguración del Puente Transbordador Vizcaya inscrito hace 10 años en el registro del Patrimonio Mundial de UNESCO, Pero padece continuas deformaciones desde que en 1996 se hizo cargo la empresa concesionaria, que no propietaria, con la absoluta indiferencia de la propiedad, la Autoridad Portuaria de Bilbao dependiente del Ministerio de Medio Ambiente.

Con dicho motivo difundieron publirreportajes donde destacaban que habían colocado dispositivos sensores para medir las repercusiones del desplazamiento de la barquilla. La principal disposición que debiera tener la empresa es poseer sensores de sensibilidad, la más elemental cultura de los criterios de intervención en un patrimonio de esta trascendencia además de considerar el concepto del entorno, autenticidad del elemento, como burdas sustituciones, el color y los continuos añadidos degradantes que desde hace años instalan.

Mundaka Festival. Un festejo musical de verano con sus consiguientes secuelas de impactos ambientales pero incomprensiblemente realizado entre el 28 y el 30 de julio en un paraje natural de extraordinario valor cultural entorno a la ermita de Santa Katalina, protegido en el estuario de la Ría de Gernika-Mundaka declarado Reserva de la Biosfera por UNESCO en 1984.

En este desdichado acontecimiento por sus múltiples consecuencias concurren varias complicidades. La primera del diputado general, Unai Rementeria, que subordinado como casi todo el PNV a los hosteleros, ha presionado para que se perpetrara esta barbaridad.

Entre ellos el cocinero Eneko Atxa, utilizando la gastronomía como engaño, se ha prestado a esta maniobra para obtener publicidad a cuenta de patrocinar algo que sí tiene un mínimo de sensibilidad le debiera repudiar. Resulta culturalmente insultante que manifieste (Deia 05.05.2016) que su restaurante y este festival tienen mucho en común «como el amor por nuestra tierra y nuestra cultura». Agredir amando.

Otra implicada en este atentado es la directora del acto Amets Rodriguez que tiene el cinismo de hablar «de la raíz cultural de un pueblo de un festival que cultiva valores como el respeto, la sensibilidad». Con gente de esta calaña Euskal Herria avanza irremediablemente hacia la inmediata ruina patrimonial total.

Asimismo, Urremendi Asociación de Desarrollo Rural, cuyo único objetivo es favorecer el desarrollo de la comarca de Busturialdea, ¿cree como patrocinador que con estas aberraciones se cumplen sus objetivos? «Garantizar y fomentar la multifuncionalidad y la sostenibilidad en su vertiente, ambiental y cultural y preservar las señas de identidad».

Responsables. En estos dos últimos atentados culturales del ámbito de UNESCO es deplorable la absoluta indiferencia de Unesco Etxea, entidad que aceptó sin reparo instalarse en los rascacielos de Uribitarte en Bilbao creados en una corrupta operación urbanística que implicó la destrucción de un bello patrimonio industrial el Depósito Franco.

Resulta decepcionante que celebrase su 25 aniversario en la Alhóndiga, otra arquitectura industrial destrozada por una inculta intervención permitida por el Ayuntamiento y la Diputación. Lo mismo podría decirse de la Cátedra Unesco de Paisajes Culturales y Patrimonio de la EHU en vergonzosa inhibición. Es mejor y más cómodo seguir viviendo de las subvenciones y prebendas otros tantos años en silencio cómplice ante éstas y otras tantas agresiones al legado cultural.

El Patronato de la Reserva de Urdaibai dependiente del Departamento de Medio Ambiente y Política Territorial de Eusko Jaurlaritza ha tenido una actitud denigrante; al permitir el atentado basándose un acuerdo entre el Ayuntamiento y la promotora Emancor de reputación contestada.

Todo esto tiene un gran responsable, el PNV. No ha entendido todavía que el patrimonio cultural no es mercancía para traficar, sino algo más que belleza intrínseca, el testimonio fundamental, además de la lengua, de la trayectoria histórica y la identidad de una colectividad nacional, el pueblo vasco, y su mayor contribución a la cultura universal.